Calor y humedad: eso es lo que necesita el moquito portador del virus del zika para reproducirse y Puerto Rico, como se sabe, tiene un clima subtropical que es el paraíso donde se conjugan ambos elementos, sin sumarle el problema de los desperdicios sólidos que son “criaderos disponibles para los insectos”. Por eso, el proyecto Estrategias de Comunicación de Riesgo y Prevención del Virus del Zika del Centro Colaborativo de Investigaciones en las Disparidades de la Salud, del Recinto de Ciencias Médicas, de la Universidad de Puerto Rico (RCMI), implementó un programa de instalación de trampas caseras y trampas AGO en diferentes comunidades para atrapar a los mosquitos portadores del virus. “El proyecto busca trabajar con las disparidades en la salud, en las poblaciones de minorías. Su objetivo es levantar estrategias para comunicar los riesgos, pero desde la misma comunidad, para que se empoderen de su salud”, sostuvo Samuel Lacem, experto en ciencias ambientales, quien aclaró que en Puerto Rico, “prácticamente todos estamos vulnerables al mosquito”.
Por su parte, la doctora Deborah Juarbe, investigadora del RCMI, indicó que “para obtener un control de los brotes por enfermedades transmitidas por mosquitos es necesario reducir la población de estos insectos. Es por esta razón que este estudio se basa en el uso de procesos participativos, como lo es el ensamblaje de estas trampas, con el objetivo de aumentar la comprensión general sobre la infección y prevención del zika”.
Los talleres ofrecen una breve orientación acerca de la biología del mosquito Aedes aegypti y la importancia de atender el control del mosquito como problemática de salud pública. Luego, se explica cómo se crean estas trampas caseras para mosquitos y trampas AGO. A diferencia de las trampas caseras, las trampas AGO poseen un adhesivo que permite que los mosquitos se queden pegados en las paredes interiores de la trampa. Las trampas caseras, entretanto, son elaboradas con botellas plásticas recicladas con un contenido de levadura, azúcar y agua, componente que atrae los mosquitos a la trampa haciendo el método práctico y eficiente para interiores. Por otra parte, las trampas AGO son construidas para el uso exterior con un contenido de heno y agua que atrae los mosquitos y los mantiene pegados al interior de la trampa.
La trampa AGO se desarrolló en Estados Unidos y se trajo a la isla como un proyecto piloto para varias comunidades. Antes de utilizarla, se le hizo una adaptación. “En el piso de la trampa hay agua y heno. Cuando el heno se descompone produce CO2, que es el gas que exhalamos cuando respiramos y que atrae al insecto cuando nos va a picar. Así que estamos produciendo CO2 en la trampa para atraer al mosquito. El insecto entra a la trampa, pero no puede llegar al agua donde se está descomponiendo el heno y produciendo CO2. Como el mosquito vuela en zigzag, cuando vuela para salir de la trampa, queda atrapado en las paredes que tienen pega”, explicó Lacem. En los talleres, los participantes reciben los materiales y aprenden cómo construir la trampa. El artefacto no necesita mucho mantenimiento y dura aproximadamente dos meses.
La investigación busca alternativas para erradicar a los mosquitos sin acudir a remedios nocivos para la salud o el ambiente. Luego de hacer un perfil de la comunidad y sus necesidades, se identifican cuáles estrategias de comunicación de riesgo son más efectivas al llevar el mensaje de la prevención del zika. Estas estrategias varían entre obras de teatro, ferias de concientización y talleres educativos para prevenir picaduras, entre otros.
Uno de los sectores escolares que visitó el equipo investigativo fue la escuela Botijas I, en el pueblo de Orocovis. Durante el taller, los estudiantes trabajaron de forma individual y en pares en la elaboración de las trampas. Los efectos del taller no solo impactaron a los miembros del plantel, sino a la comunidad orocoveña al generar temas de discusión sobre la prevención del zika, como: las condiciones óptimas para el desarrollo del mosquito, el ensamblaje de las trampas y el problema que pudiera representar no atender este asunto apropiadamente. Asimismo, en el residencial Manuel A. Pérez, los estudiantes del grupo de teatro de la comunidad realizaron una obra a través de la cual llevaron a sus vecinos un mensaje de prevención.
Foto: iStock