Cuando una persona llega a mi espacio por primera vez le pregunto cómo están sus niveles de estrés. Usualmente la respuesta es que están elevadísimos.
Te preguntarás qué relación tiene el estrés con el dolor que sentimos.
El estrés y el dolor tienen una relación muy estrecha en la mayoría de los casos. Cuando estamos bajo tensión, nuestro cuerpo lo interpreta como peligro inminente. Nuestro sistema nervioso simpático envía la señal de que hay activar el mecanismo de supervivencia, como si nos estuviera persiguiendo un león. Entonces, el corazón late rápido, aumenta la circulación, llega más sangre al cerebro, para tomar decisiones inmediatamente, y a nuestras extremidades para salir corriendo o pelear (respuesta de lucha-huida).
De igual forma, la digestión desacelera, no sientes hambre, sed ni deseos de ir al baño. Todo creado por el efecto de varias hormonas, entre ellas cortisol, producida por las glándulas suprarrenales. Pero no es para asustarse, pues esta respuesta es muy necesaria para nuestra supervivencia y nos ayuda cuando hay peligro.
Sin embargo, cuando estás bajo estrés porque debes entregar un proyecto y se acerca la fecha de entrega, por ejemplo, tu cuerpo no puede distinguir que la amenaza es tu jefe y no un león persiguiéndote. Para efectos de tu organismo, el jefe y un león son lo mismo.
En circunstancias ordinarias, el efecto del estrés puede durar tiempo limitado, luego el cuerpo se calma y todo regresa a la normalidad.
Cuando la situación estresante se prolonga hace estragos: las glándulas suprarrenales continúan generando cortisol, los riñones comienzan a fatigarse, se afecta su función de purificar el organismo a través de la orina; pierdes el apetito; comes fuera de hora. No te da sed, por tanto te deshidratas y, por último y no menos importante, no puedes dormir. Al no poder dormer, estás cansado todo el tiempo, no puedes enfocarte y no tomas decisiones correctas. Necesitas mantenerte alerta, acudes a la cafeína, eso provoca que quieras comer golosinas o alimentos refinados. Las consecuencias son una reacción en cadena sin límite y que crea procesos inflamatorios.
Todo esto afecta el sistema inmunológico, que te protege contra enfermedades. El cuerpo tiene un sistema propio único para reponerse del agotamiento, las enfermedades y revitalizarse: el sueño. Pero como el estrés produce insomnio, no puedes dormir. El resultado: te enfermas y viene el dolor. El estrés provocó la tormenta perfecta.
Si a eso se suman las condiciones de salud preexistentes como hipertensión, artritis, diabetes, enfermedades inflamatorias, obesidad, los síntomas se exacerban y ocurre una crisis de salud.
La señal más común de enfermedad por estrés es agotamiento físico: fiebre, dolor muscular, en especial espalda, hombros, cuello y dolor de cabeza.
Mantener los niveles de estrés bajo control es imperativo para mantenernos saludables. ¿Cómo se logra? Haciendo cambios sencillos y significativos en tu rutina que incluyen:
Nutrición
Ingiere alimentos de alto valor nutritivo y haz 3 comidas diarias. Procura balancear consumo de proteína (animal o vegetal), carbohidratos y mínimo de grasa.
Hidratación
Bebe 64 onzas de agua al día (8 vasos de 8 onzas). Siempre ten una botella de agua contigo y mantente hidratado.
Respiración profunda
Los ejercicios de respiración ayudarán a tu cuerpo y tu mente a descansar por varios minutos y reponerte para continuar. Inhala profundo, despacio, que tu vientre se infle, sostén la inhalación contando hasta 5 y exhala despacio desinflando el vientre. Repite 10 veces.
Ejercicio
15 minutos diarios que dediques a tu actividad favorita es suficiente: Zumba, bailar, caminar, correr, hacer yoga, estirarte. Esto hará que tu sistema circulatorio y linfático se activen, lleven sangre a todo el cuerpo y eliminen toxinas. Te dará ánimo y podrás dormir mejor.
Sueño
Dormir 7-8 horas diarias te ayuda a recargar energías y permite a tu cuerpo reponerse de un día pesado. Para poder dormir, guarda todo equipo electrónico una hora antes de ir a la cama. No te duermas viendo Facebook, viendo una película o texteando. La mente necesita desconectarse y dar paso al ciclo del sueño reparador.
Espiritualidad
Tener una creencia inspira la fe, enfocarte, creer más en ti y ver el lado positivo de las experiencias de la vida.
No te extralimites en tus labores
Si han pasado 8 horas y aun no has terminado, mejor ve a dormir, despierta temprano, revitalizado y completa tu tarea.
En el próximo artículo explicaré los tipos de dolor que existen.