Según la nutricionista Natalia Delgado Rodríguez, aunque el cinc es un mineral que se necesita en pequeñas cantidades, este tiene un rol importante en el cuerpo. Gracias a él más de 100 enzimas pueden funcionar adecuadamente para que se logre la multiplicación y el crecimiento de las células; el metabolismo de los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas y el alcohol; y se evite el estrés oxidativo.
Por su parte, la licenciada en nutrición Carmen Laura Torres Serra, menciona que el cinc aporta al crecimiento normal y al desarrollo adecuado durante las diferentes etapas del ciclo de vida, como durante el embarazo, la niñez y la adolescencia. De igual forma, ayuda a mantener en óptimo funcionamiento los sentidos del gusto y el olfato, y promueve la cicatrización de heridas. También, algunos estudios indican que es bueno como remedio cuando se tiene catarro.
Torres Serra enfatiza en que el cuerpo no tiene sistema de almacenaje de cinc, por lo que debe consumirse a diario. La deficiencia de cinc puede causar: ceguera nocturna, pérdida de cabello, disminución del sentido del gusto, retraso en la cicatrización y un pobre desarrollo en fetos, niños o adolescentes. Las dosis diarias recomendada son: niños de 9 a 13 años: 8 miligramos; hombres 11; mujeres 8, y embarazadas 11.
No obstante, las cantidades mayores de 15 miligramos no son recomendadas. Delgado Rodríguez detalla que un consumo excesivo de cinc puede generar vómitos, diarreas y fiebre. También, puede alterar el balance de hierro y cobre por lo que la suplementación, en caso de requerirlo, debe ser bajo supervisión médica.
Fuentes de cinc
Cuando consumas alimentos ricos en cinc, evita acompañarlos consistentemente con leche, ya que su proteína conocida como caseína, afecta su absorción. En el caso de los infantes, el cinc se absorbe mejor a través de la leche materna.
- Ostras
- Carnes rojas
- Aves
- Hígado
- Habichuelas (kidney beans) y garbanzos
- Cangrejo
- Langosta
- Lácteos
- Nueces
- Cajuil (cashew)
- Almendras
- Cereales fortificados
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