Técnicas para evitar pensamientos negativos durante la pandemia

La pandemia del COVID es una experiencia mundial que no esperábamos. Independientemente si afecta más o menos a cada persona o país, cada rincón de nuestro planeta ha sido impactado y sus habitantes, todos nosotros, recibimos el golpe.

El  COVID nos trae muchos retos pero trae enseñanzas aún más importantes. Sin embargo, lo importante no es la pandemia, más bien es el cómo enfrentamos este momento. Ya sabemos que no está en nuestras manos detenerla, reconocemos que tenemos que usar mascarillas, guardar distancia, exponernos lo menos posible, lavarnos las manos y guardar cuarentena.

Sin embargo, hay actitudes que pueden ser un arma poderosa para cualquier situación que rete nuestras rutinas como lo ha hecho la pandemia. Se trata de identificar con lo que contamos, como si fuésemos a salir de viaje, echar en la maleta cosas que ya tenemos  y podemos usar para enfrentar este viaje de nuevos retos. Las lecciones no son buenas o malas, negativas o positivas, la vida entera es una experiencia. El cómo enfrentamos lo que ocurre es lo que hace la diferencia. Hasta los momentos más amargos pueden convertirse en momentos gloriosos, darle la vuelta a las situaciones depende de nosotros, de lo que pensamos, actuamos o de cómo transformamos nuestras maneras de ser ante las situaciones. A continuación te sugiero algunos puntos que puedes tomar en cuenta para lidiar con pensamientos negativos.

Cómo lo enfrentamos

El virus es una experiencia colectiva pero también es una vivencia personal. En cada país se vive de maneras diferentes básicamente porque los sucesos colectivos siempre se viven a través de la cultura y sociedad donde se producen. Por otro lado es subjetiva porque cada persona lo enfrenta según su carácter, personalidad, madurez o experiencias previas de la vida.

La actitud para vivirlo

La manera en la que percibimos lo que sucede no llevan a definir las situaciones como positivas o negativas. Sin quitar que la pandemia ha sido nefasta por la enfermedad y por la enorme cantidad de muertes. También es cierto que la desesperación, el miedo, la frustración que nos ha causado no nos traen bienestar. La mejor actitud que podemos tener en estos momentos es vivir lo más conscientes posibles y sacarle lo mejor que puedan ofrecernos.

Antes de la pandemia, por ejemplo, tal vez tomabamos por centado la importancia de los vínculos con otras personas. Pero ahora más que nunca conocemos de primera mano que cualquier otra persona que vive en el planeta con nosotros es importante.

Ante las desgracias ese otro sufre igual y nos hace conscientes de que las barreras que hemos colocado se caen cuando nos hermanamos. El reconocimiento del otro es una de las ganancias extraordinarias que traerá  la pandemia. En nuestro país, la experiencia del otro donde apoyarnos ha sido una realidad que nunca agradeceremos tanto como merece.

Las fortalezas que ya tenemos

Todas las experiencias de la vida tienen el potencial de transformarnos, y el COVID-19 no es la excepción. Esta situación está cambiando las  maneras de vivir en el mundo, este tiempo se conocerá en la historia como un antes y un después. Las fortalezas de nuestras vivencias particulares pueden traer calma y bienestar a los que nos rodean. Es necesario ante una situación tan inusual que nos veamos como partícipes del cambio y la estabilidad general. Estamos en un momento difícil y sacar nuestras fortalezas ayuda a nuestros pensamientos y a crear calma para nosotros y para los demás.

Las estructuras que ya hemos diseñado

Todos nosotros construimos estructuras para la vida y tener orden es favorable. Lo que olvidamos con frecuencia  es que las estructuras cambian con la vida, las enseñanzas, la edad y con los cambios que experimentamos. Ningún ser humano es igual de niño que cuando es un sin cambiar estructuras físicas, psicológicas, emocionales o estructuras de cómo hace su vida diaria. El orden que hemos usado está en un cambio acelerado en este momento, desde cómo nos relacionamos, hasta cómo nos movemos dentro y fuera de los países. Los vínculos que establecemos con otros humanos se han tenido que adaptar de manera acelerada y parece ser que aún vamos a cambiar mucho más. Adaptarnos a estas nuevas realidades es permitirnos diseñar nuevas estructuras para los nuevos tiempos, recordemos que los cambios de siglos anteriores son los que nos han traído a este presente.

La flexibilidad que podamos ejercer

Ser flexible es como tener un elástico que se estira dependiendo de donde lo usemos o para qué le demos uso. Ser flexible está relacionado con el conocimiento personal. Mientras más nos conocemos sabremos mejor cuáles son nuestros elásticos y qué tanto estiran. El reto del COVID nos ha enfrentado como sociedad a identificar esos lugares de rigidez que tenemos, o dicho de otra forma, a esos elásticos que es necesario estirar más, para poder vivir esta experiencia con el menor dolor  que podamos. La situación es de por si un reto, caminar con elásticos rígidos que no estiren es pretender que lo que esta sucediendo no suceda. Es decir, negar la realidad. Por otro lado poner nuestros elásticos en modo flexible es aceptar el reto del presente para poder ser agentes de cambio en el futuro. Esa actitud si ayuda a todos.

A todos nos ha tocado un momento de cambio de paradigmas de cómo va a ser el mundo. Esta experiencia es extraordinaria y nos prueba el sentido que tiene la vida misma. Hasta estos momentos hemos vivido sin tomar en cuenta muchas cosas porque hemos invertido el tiempo en el egoísmo personal. Existen lecciones por ver, aprender y digerir.

Por dura que sea la pandemia pienso que a todos nos ha regalado muchas verdades que antes con el estilo de vida que teníamos no podíamos ver. Y ahora tenemos que buscar maneras saludables para poder lidiar con nuestra salud física y mental.

 

La autora Thalía Cuadrado es Psicóloga Clínica. Para más información puede contactarla a su email  thaliacuadrado@gmail.com o al (787) 399-3114.

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