La adolescencia es un período de transición en el que el joven ya no es un niño, pero tampoco un adulto. Aunque no lo demuestre, e incluso aunque realmente no se sienta perdido y de corazón sienta que sabe lo que hace, su comportamiento puede indicar que, en efecto, está atravesando lo que el psicólogo Erik Erikson llamó crisis de identidad. Él puede o no darse cuenta de lo que le ocurre, pero los padres sí lo notarán. Los adolescentes, en esa búsqueda de su ser, tienen un fuerte deseo de ser independientes, lo que puede ocasionar enfrentamientos con los padres, muchos de los cuales, a su vez, tampoco saben si tratarlo como a un niño o como a un adulto. Esta situación puede hacer que tanto padres como hijos se sientan abrumados por los cambios emocionales y físicos que están atestiguando. Si no se atiende bien, esta situación puede afectar la dinámica familiar. Al mismo tiempo, los adolescentes pueden enfrentar una serie de presiones, como:
* Adaptarse a la escuela y compartir con su grupo de pares.
* Sacar buenas notas.
* Destacarse en actividades como deportes o baile.
* Sentirse útil o importante en la familia.
* Prepararse para trabajar o continuar estudios universitarios.
Los años de la adolescencia son importantes ya que el joven afirma su individualidad. Muchos padres se preguntan qué pueden hacer para ayudarlo.
Como padres, una de las recomendaciones es que comuniquen y demuestren, a través de acciones, el amor que sienten por su hijo adolescente. Es importante recordar que cada uno interpreta el amor de distintas maneras; para unos es un abrazo o una palabra tierna, pero para otros es una salida a comer, un regalo, etc.; cada padre sabe, o debería saber, de qué forma expresar o demostrar el amor de manera que su hijo lo reconozca. Los jóvenes deciden cómo se sienten, en gran parte por la forma en que sus padres reaccionan ante ellos. Por esta razón, es importante que los padres los ayuden a sentirse bien consigo mismos. Para lograrlo, la Academia Americana de Médicos de Familia recomienda:
* Fomentar su confianza y autoestima – Elógialos y sé específico. Diles exactamente por qué estás asombrado u orgulloso de ellos. Pasa tiempo con ellos y asegúrate de que entiendan cuánto los valoras.
* Brindar apoyo emocional – Anímalos a que te hablen. Escúchalos y ayúdalos a entender sus sentimientos. Es particularmente importante saber escucharlos: no tengas el teléfono en la mano y no los interrumpas. Demuéstrales que tienen toda tu atención, déjalos hablar y espera tu turno.
* Proporcionar seguridad y protección – Brinda amor incondicional. Mantén rutinas para que se sientan seguros. Asegúrate de que sepan que el hogar es el lugar más seguro para ellos.
* Enseñar resiliencia – Enséñales cómo superar los momentos difíciles. Ayúdalos a enfrentar el cambio, manejar el estrés y aprender de los reveses. No les resuelvas todos los problemas; hagan el ejercicio de buscar y analizar soluciones entre los dos.
* Comunícales tus valores y muéstraselos con tu ejemplo – Establece expectativas y límites. Estos pueden incluir insistir en la honestidad, el autocontrol y el respeto por los demás en todo momento. Al mismo tiempo, dales su espacio y permite que sean quienes son; que no sientan que tienen que ser una persona diferente cuando estás presente. Que se sientan en la libertad de ser siempre quienes son.
Es frecuente que los padres de adolescentes se fijen más en los problemas que en las virtudes; en las debilidades que en las fortalezas. Es posible que adquieran la costumbre de hacer comentarios y críticas en su mayoría negativas. Los adolescentes las necesitan, pero responden mejor a los comentarios positivos. En este sentido, por cada crítica negativa, también debes elogiar el comportamiento apropiado. Esto ayudará al adolescente a reforzar su autoestima, experimentar una sensación de logro y reforzar los valores familiares.
Cultivar una relación amorosa con los hijos, es eso; un cultivo, un proceso que se comienza desde la infancia, incluso desde el embarazo, y no termina nunca. Nunca es tarde para comenzarlo, pero si es posible, hazlo desde que sepas de su presencia. La Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes (AACAP) sugiere las siguientes formas para que los padres se preparen para la adolescencia de su hijo:
* Proporciona un ambiente seguro y amoroso en el hogar.
* Crea una atmósfera de honestidad, confianza y respeto.
* Permite la independencia y asertividad apropiadas para la edad.
* Desarrolla una relación que anime al adolescente a hablar contigo cuando esté molesto.
* Enseña responsabilidad por las pertenencias de tu adolescente y las tuyas.
* Instruye la responsabilidad básica de las tareas domésticas.
* Educa sobre la importancia de aceptar límites.
Resiste la tentación de complacer todos sus deseos de niño; él debe aprender a enfrentarse al mundo real, donde no siempre se obtiene lo que se quiere. Así, cuando sea adulto y no consiga el empleo que quiere o la persona de su interés sentimental no le corresponda, sabrá cómo enfrentarse a esa frustración. Llegar a la adultez sin saber cómo lidiar con esas situaciones lo hace vulnerable a la depresión, ansiedad y baja autoestima.