Trastornos en el abandono parental en un menor

La teoría de la vinculación, formulada por John Bowlby (1979-1988), es un constructo motivacional que nos ayuda a entender la tendencia que los seres humanos tenemos de crear vínculos con las personas que nos rodean. Ante la ruptura o la amenaza de ruptura de estos vínculos, reaccionamos con comportamientos y emociones intensas.

Según John Bowlby la razón principal por la que el niño tiende a vincularse con la madre es su necesidad de seguridad y protección y en este sentido, el impulso de vinculación es una reacción natural de supervivencia. El reto que debe de afrontar el adolescente o adulto joven es la capacidad de separarse de las figuras de vinculación y construir nuevas figuras con otras personas.

Según Mary Ainsworth, alumna de John Bowlby, se describen cuatro modelos de vinculación: segura, insegura ansioso, insegura evitativa e insegura desorganizado. La segura es la que proporciona al niño tener una identidad segura de sí mismo. Así pues, la insegura ansiosa nos dice que es aquel apego que el niño hace ante la figura de protección para llamar su atención. Sin embargo, la insegura evitativa describe a las figuras parentales sin ningún tipo de interés por el niño. Mientras tanto, la insegura desorganizado sugiere que los padres han sufrido algún tipo de trauma que no ha sido trabajado.

Es importante señalar el impacto de estas rupturas en el desarrollo de la personalidad de ese niño. Hemos podido identificar ciertos efectos negativos:

  • El niño puede sentirse abandonado y todo lo que eso implica, entiéndase sentirse inseguro debido a la falta de una figura que le provea esa base de seguridad de lo que es sentirse querido y seguro.
  • El niño siente que no es digno de ser querido y su autoestima se resiente.
  • Miedo al abandono, en el cual puede aferrarse a relaciones futuras o desvincularse de ellas para evitar ser lastimado.

Algunas posibles sugerencias que pueden ayudar al proceso de transformar estas rupturas en los niños son:

  • Mantener esos vínculos afectivos – Lo contrario podría causar sensaciones de tristeza, ansiedad, depresión, frustración, agonía y desespero. Si esto es así, es importante actuar y buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
  • Cubrir esas necesidades afectivas con otras figuras cercanas al niño.
  • Explicar a los niños en un lenguaje sencillo la situación de esas rupturas, ya que el menor podrá sentirse seguro y sin culpa ante esa separación.

Finalmente, el ambiente de seguridad y confianza que rodea al niño y donde es apoyado y cuidado actúa como un sistema de protección psicológica y fisiológica que va a garantizarle la supervivencia emocional y física.

Stephany M. Ortiz Miranda es estudiante doctoral en Consejería Psicológica en la Universidad Carlos Albizu.

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