El primer día de clases

Finalmente llegó el primer día de clases de tu retoño. Con mucho entusiasmo y más ilusión, quizá con algo de temor, la familia se embarca en una travesía, tan desafiante como gratificante, de por lo menos 12 años, al cabo de los cuales el ahora pequeño bebé estará en las puertas de la adultez temprana.

Desde la perspectiva de los padres, es importante que arranquen con la consciencia de que serán los principales responsables de acompañar a su retoño en la consecución de cada meta, así como de generar condiciones favorables en el hogar y brindarles la orientación, el estímulo y el afecto que requieren para que bien aprendan y desarrollen buenos hábitos de estudio.

Se trata, sin duda, de una ocasión importante que alterará para siempre la rutina familiar. A estas alturas ya debe estar definido quién lo llevará, quién lo buscará y quién será el “bateador emergente”, aquella persona que pueda llegar rápido a la escuela en caso de que sea necesario. También hay que decidir si permanecerá más tiempo en la escuela para recibir tutorías o con quién estudiará al salir del período escolar.

Ya que los padres son los primeros maestros y quienes ejercen mayor influencia en la vida de los niños, es vital que desarrollen y mantengan enlaces fuertes con la escuela. Diversas investigaciones han demostrado que cuando los padres y las familias se involucran con la escuela, los niños tienden a destacarse más y sus opiniones sobre la escuela son más positivas.

Por otro lado, para los niños, el inicio del año escolar es una experiencia en la que entran en contacto por primera vez con un mundo nuevo sin la seguridad que les provee la presencia de sus padres. Este encuentro con la institución educativa es importante y significativo para ellos, pues representa el comienzo de una nueva etapa en su vida; uno que la mayoría vive de manera particular e intensa, con gran expectativa, inquietud o incertidumbre, aun cuando algunos no lo expresen o comuniquen abiertamente.

Cuando un niño llega a la escuela, lo hace no solo con su mochila y artículos escolares, sino también con un conjunto de vivencias, conocimientos, inquietudes, intereses, expectativas y sentimientos que forman parte de su mundo personal y que influirán en su comportamiento en este nuevo espacio.

El primer día

El primer día de clases para los niños suele ser también un momento crítico, pues si bien algunos se quedan de lo más tranquilos, a otros les resulta muy difícil y doloroso separarse físicamente

de sus padres para quedarse en la escuela. Todos los años se observan escenas de llanto y desolación en los niños al dejar a sus padres (y de algunos padres al dejar a los niños), ya sea por miedo a quedarse solos en un espacio desconocido con personas desconocidas, por temor al abandono u otras razones, consideradas por algunos docentes o padres como algo “natural”, casi inevitable en el primer día de clases, pero no es así y no tiene por qué ser así para tu niño.

Algunos consejos para que la experiencia del niño, (y también la tuya) sea lo más sana posible son:

  • Prepáralo para la nueva experiencia – Háblale con naturalidad y entusiasmo sobre la escuela a la que irá. Explícale qué es una maestra que lo acompañará, que hará nuevos amigos con quienes podrá jugar y que luego lo buscarás (tú o la persona designada) para regresar a casa. Responde todas sus preguntas usando palabras sencillas que él entienda y motívalo a conocer a su maestra y compañeros de clase. Esta conversación debe ser pocos días antes.
  • Familiarízalo con el entorno escolar antes de empezar las clases – Días antes de iniciar el año escolar, llévalo a la escuela y al salón donde estudiará para que se familiarice con el espacio. Permítele explorar libremente y sin la interferencia o “ruido” del primer día de clases.
  • Acompáñalo el primer día de clases y pregúntale cómo le fue – El primer día de clases debe ir, en el mejor escenario, con mamá, papá y si no es posible, con un familiar de confianza y de preferencia que sea la misma persona que lo acompañe los días siguientes. Al buscarlo, pregunten por lo vivido ese primer día: cómo se siente, a quien conoció, qué hizo, cómo es la maestra, qué le gustó o disgustó, etc.
  • Nunca lo obligues ni lo presiones –Si se niega a entrar al salón o participar de alguna actividad, llora o expresa inseguridad frente a la separación del padre o adulto acompañante, no lo obligues. Algunos necesitan más tiempo para separarse de los adultos. Ten paciencia y fortalécelo hasta que se sienta listo. No recurras a amenazas (“si lloras, me voy”), chantajes (“si no lloras, te compro un dulce”), comparaciones (“Mira cómo esa niña no llora”, “mira cómo ella juega con sus compañeros y tú no”), represiones (“los hombres no lloran”), engaños (“voy al baño y regreso”), entre otras prácticas nocivas.

Todos los niños tienen el potencial para tener éxito en la escuela y en la vida, y todos los padres y miembros de la familia pueden contribuir. La pregunta es ¿cómo ayudarlos a tener éxito? La respuesta es educarse ustedes también sobre cómo aprenden los niños y cómo prepararlos para el aprendizaje. Se sabe que los niños, por lo general, hacen las mismas cosas que ven, hacen y dicen sus padres. Esto es una oportunidad de oro, pues si estos muestran y hacen cosas positivas hacia los maestros, la escuela, los estudios y la vida en general, los niños desarrollarán actitudes positivas hacia la escuela y el aprendizaje, así como la confianza en sí mismos. Al demostrarles que valoran la educación y utilizan su conocimiento en la vida cotidiana, les dan un ejemplo muy poderoso a seguir, lo cual contribuirá a su éxito académico.

Fuentes: Departamento de Educación de Estados Unidos (2005), Ministerio de Educación de Perú, (2013).

La autora es psicóloga.

Fotos: Pexels

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