Radiografía de un derrame cerebral

Un derrame cerebral, también conocido como ataque cerebral o accidente cerebrovascular, ocurre cuando se detiene el flujo sanguíneo a parte del cerebro. Al no poder recibir el oxígeno y nutrientes que necesitan, las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Esto puede causar un daño severo al cerebro, discapacidad permanente e incluso la muerte. Hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares: el isquémico (tipo más común de derrame cerebral) y el hemorrágico.

Otra entidad similar a un ataque cerebral es el ataque isquémico transitorio (TIA, por sus siglas en inglés). Es lo que a veces llaman un “mini derrame”. Sucede cuando la irrigación sanguínea al cerebro es bloqueada por poco tiempo. Si bien el daño a las células cerebrales no es permanente, lo cierto es que estos pacientes están en un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

De acuerdo con el cardiólogo intervencionista Valentín Del Río, en términos generales, lo que pasa en los accidentes cerebrovasculares de tipo isquémico (trombótico o embólico) “es que el daño a las células cerebrales es causado por un coágulo de sangre que bloquea el flujo sanguíneo en una de las arterias que llevan sangre al cerebro. Por otra parte, el daño a las células cerebrales en el accidente cerebrovascular de tipo hemorrágico es causado por un vaso sanguíneo que se rompe y sangra en el cerebro”.

Los efectos o consecuencias del accidente cerebrovascular varían de persona a persona en función del tipo, la gravedad y la ubicación del ataque (hemisferio izquierdo, hemisferio derecho, cerebelo, tallo/tronco encefálico), manifestó Del Río. En general, el paciente podría ver afectadas alguna o todas las siguientes funciones del cuerpo:

  • Movimiento y sensibilidad
  • Habla y uso del lenguaje
  • Alimentación y tragado
  • Visión
  • Función cognoscitiva (pensar, razonar, juicio y memoria)
  • Percepción y orientación del entorno
  • Cuidados personales
  • Control de la vejiga y el intestino
  • Control emocional
  • Capacidad sexual

“Aparte de estos efectos generales, se pueden producir algunos deterioros específicos cuando un área determinada del cerebro resulta dañada. Desgraciadamente, en algunos casos, el derrame cerebral podría resultar en coma y/o hasta en la muerte del paciente”, sostuvo el cardiólogo.

Factores de riesgo

Hay ciertos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de sufrir un derrame cerebral. Según el doctor, “algunos simplemente no son controlables (edad, etnicidad, género). Sin embargo, hay muchos que pueden ser modificados o controlados. Entre estos figuran la hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedades del corazón (fibrilación atrial, cardiomiopatía, enfermedades congénitas o valvulares), fumar, dislipidemia, sedentarismo, obesidad y enfermedad de la arteria carótida. Si has identificado factores de riesgo personales, habla con tu médico primario para reducir su riesgo de eventos cerebrovasculares, recomendó.

La prevención como meta

Si ya has tenido un accidente cerebrovascular y quieres prevenirlo en el futuro, es necesario hacer algunos cambios saludables en tu estilo de vida como comer una dieta saludable para el corazón, lograr un peso saludable, manejar el estrés, hacer actividad física regular, dejar de fumar y controlar la presión arterial alta y los niveles de colesterol, aconsejó Del Río.

“Si estos cambios no son suficientes, es posible que necesites medicamentos para controlar los factores de riesgo. El uso de antiplaquetarios y estatinas es altamente recomendado para prevención secundaria si el derrame cerebral no es de tipo embólico. En ese caso, anticoagulación oral debe ser iniciada”, dijo.

Tratamientos

En general, según el médico, el tratamiento debe enfocarse en restaurar el flujo sanguíneo (en el caso de un derrame cerebral isquémico) y en reducir la presión en el cerebro (en el caso de un derrame cerebral hemorrágico).

“Cuando un derrame cerebral es causado por un coágulo de sangre, se utiliza el activador tisular de plasminógeno (tPA), para disolver el coágulo y ayudar a restablecer el flujo sanguíneo en el área dañada del cerebro. Los beneficios del tPA son dependientes del tiempo de administración. Por esa razón, usualmente es administrado de forma intravenosa por personal médico de emergencia, porque el tratamiento para aquellos pacientes elegibles debe iniciarse lo más rápido posible”, aclaró. Otros tratamientos para el derrame cerebral descritos por Del Río, incluyen:

  • Cirugía para remover sangre de alrededor del cerebro y reparar los vasos sanguíneos dañados.
  • Tratamiento endovascular: un catéter guiado por imágenes es desplazado a través de los vasos sanguíneos del cuerpo hasta el cerebro para:
    1. Administrar medicamentos que disuelvan los coágulos de sangre.
    2. Remover mecánicamente los coágulos de sangre o residuos de las arterias cerebrales.
    3. Llevar dispositivos tales como: Balloons: para abrir vasos sanguíneos muy estrechos; Stents: para mantener abiertos los vasos sanguíneos y Coils: para reparar un aneurisma roto

La administración de aspirina debe ocurrir dentro de las 24 a 48 horas posteriores a la aparición de los síntomas. “Para aquellos pacientes tratados con IV tPA, la administración de aspirina generalmente se retrasa por 24 horas. Muchos de los pacientes recibirán rehabilitación posderrame cerebral para sobreponerse a las discapacidades que pueden ocurrir como resultado del derrame cerebral. El tratamiento posterior al derrame cerebral también incluye medidas agresivas para prevenir otro derrame cerebral.

El ataque cerebrovascular es una emergencia médica. Por tal razón, es bueno que conozcas las señales de uno. Utiliza el acrónimo FAST para recordarlas:

  • Face (cara): ¿Tienes un lado de la cara caído?
  • Arm (brazo): ¿Uno de los brazos se desvía hacia abajo?
  • Speech (el habla): ¿Suena diferente a lo habitual?
  • Time (tiempo): Si observas alguno de estos signos en ti o en alguien a tu alrededor, llama inmediatamente al 911.

Foto: Pexels

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