La alimentación puede aumentar el riesgo de tener descontrol de los síntomas del asma. La mayoría de las personas asmáticas no necesita ingerir dietas especiales de alimentos para evitar que su afección empeore. No obstante, en algunos casos, seguir una dieta apropiada puede ser importante.
Los alimentos pueden precipitar los síntomas de asma bien porque seas alérgico o seas sensitivo al alimento o a sus aditivos, incluyendo preservantes. No es lo mismo ser sensitivo que ser alérgico. Además, no se debe confundir la alergia con la intolerancia al alimento. La intolerancia puede causar síntomas como sensación de llenura, dolor de abdomen y malestar, pero no causa una reacción del sistema inmune y no se relaciona con ataques asmáticos. La mayoría de las reacciones alérgicas a los alimentos son leves (picor, ramazón, vómitos, diarreas y asma). Sin embargo, a veces, ocurren reacciones que pueden comprometer la vida, como lo es la anafilaxis que puede presentar hinchazón en la garganta e impedir el paso de aire por la vía respiratoria alta.
Cómo saber si tu asma puede estar siendo precipitada por algún alimento
Si sospechas que puedes tener reacciones de asma por alergias a alimentos, debes llevar un registro de los alimentos que comes y cualquier síntoma de asma para poder establecer la posible relación. Tu médico de cabecera puede ayudarte a interpretar e inferir los datos y dicha relación, si existiese. Hay pruebas de alergias de piel y en la sangre que pueden ayudar, aunque no siempre una reacción positiva necesariamente identifica con claridad el agente precipitante. Una vez tengas una lista de posibles precipitantes, puedes ir evitándolos uno a uno, observar si los síntomas se resuelven o si regresan si ingieres el alimento nuevamente. Si la reacción ha sido muy fuerte, debes evitar el alimento y no ingerirlo hasta consultar con tu médico, quien seguramente te recomendará hacerte pruebas específicas y tomar medicamentos que pudiesen controlar la reacción de ocurrir de nuevo.
Los alimentos que más frecuentemente se asocian a reacciones alérgicas y que han sido calificados como alimentos alérgenos mayores son: huevo, leche de vaca, maní, harina, pescado, crustáceos (langosta, jueyes, camarones), nueces de árboles y habichuelas de soya. La ley requiere que se identifiquen los nombres de la fuente de los componentes que se utilizan para confeccionar diferentes alimentos en su etiqueta. En particular, estos alérgenos, deben estar identificados si han sido usados. Por tanto, es importante que leas la etiqueta del producto. Además, en las etiquetas se pueden identificar aditivos que también pueden causar alergia y asma como los sulfitos, bisulfitos y metabisulfitos. Estos se usan frecuentemente en la preparación y preservación de frutas y vegetales secos, papas empacadas, vino, cerveza, camarones y alimentos en escabeche (preservados en vinagre o pickled).
¿Qué puedes hacer para reducir el riesgo de tener un ataque de asma por alergia a alimentos?
- Evita los alimentos a los que ya sabes que eres alérgico.
- Siempre ten a la mano el inhalador del medicamento de rescate del asma.
- Mantén tu asma controlada. Si es necesario, toma los medicamentos de mantenimiento regularmente.
- Sigue las recomendaciones del médico con relación a tu “plan de acción de asma”.
- Ten siempre a la mano un autoinyector de epinefrina si tus síntomas aparecen rápidamente y son severos o estás en riesgo de episodios de anafilaxis.
- Evita las comidas congeladas listas para comer en la medida que puedas.
- Planifica de antemano cuando vayas a comer afuera e indícale al mesero aquellos alimentos a los que eres alérgico antes de que tome tu orden.
- Lee las etiquetas cuidadosamente.
- Pregunta al médico si eres un candidato para vacunas (inyecciones) o inmunoterapia sublingual para tu cuadro alérgico particular.
Con relación a este tema de los alimentos y el asma es imprescindible discutir un problema que cada día es mayor, particularmente en nuestra población. Este es la relación del asma y la obesidad. La evidencia científica demuestra cada vez más que estar sobrepeso (índice de masa corporal 25-29) y en particular obeso (índice de 30 o más) está asociado a una alta incidencia de asma. El por qué de esta relación no se sabe con certeza todavía. La obesidad puede llevar al asma y el asma a la obesidad. Sin embargo, la evidencia es cada vez mayor de que la obesidad precede al asma y que su relación con la severidad del asma es clara.
El autor es neumólogo con práctica privada en Manatí Medical Center.