Descubre tus capacidades

En general, cualquier cambio produce incertidumbre ya que implica una modificación en las circunstancias del entorno a las que un individuo en particular se acostumbra.

Diversos estudios han demostrado que la incertidumbre genera cierto temor, al menos al principio, hasta que las personas vuelven a conocer y a tener control sobre la nueva situación.

Según Miriam Rocha, psicóloga clínica y docente del Instituto Terapéutico de Madrid, “lo que conocemos nos tranquiliza (al saber cómo debemos actuar), pero lo que se desconoce, inicialmente resulta amenazante porque puede ser potencialmente negativo, al menos hasta que se demuestre lo contrario”.

Por lo tanto, todo cambio genera cierto miedo porque obliga a adaptarse a las nuevas condiciones del entorno. “Ese temor puede aumentar si, además, el cambio se vislumbra negativo, pues habrá que prepararse para seguir adelante en circunstancias peores a las precedentes, lo cual supone un costo adicional para la persona: emocional, físico, en calidad de vida, bienestar y seguridad…”, aseguró. Incluso, aquellos cambios que se consideran algo beneficiosos y son deseados suelen generar desasosiego interno pues, aunque se estima que el desenlace será positivo, siempre existe el factor de riesgo ante la decisión de dejar algo conocido por algo nuevo, e incertidumbre ante el resultado.

Afrontar en vez de evitar

“La mejor actitud ante un cambio es enfrentarse a él de forma activa, en lugar de evitarlo”, explicó la psicóloga clínica. Evitar es dar la espalda a los problemas, es mirar hacia otro lado como si así fueran a desaparecer, pero en la mayoría de las veces los problemas no se resuelven solos y no siempre hay otros que puedan solucionarlos, por lo que es mejor esforzarse por abordarlos uno mismo, aconsejó. En cambio, “afrontar de forma activa consiste en mirar al problema de frente y buscar soluciones. Esto se puede hacer de forma más o menos racional y planificada y con más o menos garantías de éxito, según cada persona y en función de si se utilizan métodos de toma de decisiones estructurados”, añadió.

Aceptar y enfrentarse a los cambios, circunstancias y decisiones como una parte de la vida “ayuda a disfrutar de los logros y consecuencias positivas que se deriven de ellos, mientras que evitarlos nos convertirá en objetos a expensas de los factores externos. A medida que nos exponemos a situaciones que requieren estrategias de afrontamiento para salir hacia adelante vamos aprendiendo, pero si eludimos esas circunstancias, nunca aprenderemos nada y siempre nos veremos abrumados por los problemas, las decisiones a tomar y las responsabilidades a asumir”, señaló.

Se ha comprobado que ante la incertidumbre que genera el cambio, las personas tienden a anticipar sus resultados, aun cuando muchas de esas anticipaciones suelen ser erróneas y cuando se fundamentan en los miedos individuales que pueden bloquear al sujeto, dejándolo estancado en lo que ya conoce o a expensas de las circunstancias. “Hay que perder los miedos, descubrir nuestras capacidades y aprender que en la mayoría de las ocasiones aquello que temíamos no se cumple”, advirtió.

Visión realista y positiva

Asimismo, según los psicólogos, también será de gran ayuda adoptar una actitud realista y positiva, entendiendo el cambio como parte de la vida y no como un obstáculo insalvable, en vez de repetirnos constantemente ideas negativas y visiones catastrofistas que impedirán analizar adecuadamente la situación y reaccionar ante ella del modo más beneficioso.

“Lo que está claro es que dejar que nuestros miedos nos paralicen puede cortarnos mucho las alas e impedirnos descubrir lo que otros modos de vida (situaciones, parejas, trabajos) nos deparan”, concluyó Rocha.

Foto: Pexels

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