Diversos estudios han confirmado una y otra vez las consecuencias que un estilo de alimentación deficiente tiene para la salud, lo mismo que el sedentarismo. La nueva pregunta es, cuando estés pensando en mejorar, ¿debes cambiar uno o ambos a la vez?.
Los investigadores de la Universidad del Noroeste encontraron que no solo es factible, sino más efectivo, cambiar las conductas malsanas simultáneamente. Durante el trabajo, le pidieron a distintos grupos de participantes que realizaran un par de cambios. Uno implicaba reducir la grasa saturada o aumentar el consumo de frutas y verduras. El otro implicaba a la actividad: aumentar el ejercicio o reducir el tiempo ante pantallas.
Todos los participantes recibieron entrenamiento remoto para ayudarlos con la motivación. Aquellos a los que se les asignó comer más productos frescos y pasar menos tiempo con sus aparatos tuvieron el mayor éxito al lograr que los cambios perduraran.
Los investigadores continuaron con otro estudio en el que observaron la realización simultánea de todos los cambios: aumentar los productos frescos mientras se reducía la grasa saturada y hacer más ejercicio al mismo tiempo que se disminuía el tiempo ante las pantallas. Añadieron un componente de smartphone junto con el coaching y encontraron que los participantes que persistieron en el programa pudieron cumplir todas las metas a lo largo del estudio de nueve meses.
Estos resultados coincidieron con otro estudio de la Universidad de Stanford, que encontró que los participantes que mejoraron el ejercicio y la dieta al mismo tiempo mejoraron en ambas áreas. También alcanzaron las metas de completar 150 minutos por semana de actividad física, consumir las porciones recomendadas de frutas y verduras cada día, y limitar la grasa saturada a un 10 % de las calorías diarias.
Los que se enfocaron primero solo en mejorar la dieta tuvieron más dificultades para establecer una rutina consistente y llegar a las metas de aptitud física cuando comenzaron a hacer ejercicio. Los que empezaron a hacer ejercicio y luego cambiaron la dieta, al final cumplieron las metas clave, pero no tuvieron tanto éxito como las personas que hicieron ambas cosas desde el principio.
Sencillo: cuando controles las calorías, incluye el ejercicio en el menú.