¿Renunciar a tu comida favorita?

Esa es la pregunta más frecuente cuando de bajar de peso se trata. Es una preocupación casi universal; se escucha de manera casual lo mismo en una fila, en un consultorio médico o en terapia psicológica.

La respuesta es no. Una alimentación saludable se basa en el equilibrio. Puedes seguir disfrutando tus comidas favoritas, aunque tengan un alto contenido de calorías, grasas o azúcares, siempre y cuando lo hagas solamente de manera ocasional. También debes considerar que si te vas a dar el gusto, debes combinarlo con otros alimentos más saludables, por aquello de mantener un balance y, por supuesto, debes realizar más actividad física. Algunos consejos generales sobre las comidas reconfortantes:

  • Consúmelas con menos frecuencia. Si normalmente ingieres estos alimentos todos los días, baja la frecuencia a una vez por semana o, mucho mejor, una vez al mes. De esa manera, reducirás las calorías al no consumir tanto ese tipo de comida.
  • Come porciones más pequeñas. Si tu alimento de alto contenido calórico favorito es una barra de chocolate a las tres de la tarde, come una de tamaño más pequeño o solo la mitad de una barra. Pero ojo, cuidado. Este método funciona bien para algunas personas, pero otras pueden descubrir que es demasiado tentador tener su comida favorita disponible, aunque sea en cantidades más pequeñas. Observa tu comportamiento y evalúa los resultados.
  • Prueba una versión con menos calorías. Usa ingredientes bajos en calorías o prepárala de otra manera. Por ejemplo, si tu receta de macarrones con queso lleva leche entera, mantequilla y queso de grasa natural, prepárala con leche sin grasa, menos mantequilla, queso crema bajo en grasa, espinacas frescas y tomates. Ten presente que no debes aumentar el tamaño de sus porciones.

Otra pregunta frecuente es si es necesario comer vegetales. La respuesta es sí. Una alimentación balanceada incluye no solo vegetales frescos, como primera opción, congelados como segunda o enlatados como última alternativa. Muchos vegetales de diferentes colores. Para poder reducir calorías sin comer menos y sentir hambre, necesitarás sustituir algunos alimentos de alto contenido calórico por otros que sean bajos en calorías y grasas y que te llenen. Por lo general, esto significa alimentos que contienen mucha agua y fibra: frutas y vegetales.

Recuerda que las bebidas también cuentan. Es probable que debas renunciar a los refrescos o jugos que no sean 100 % fruta. Deberás tomar mucha agua. Importante: no tienes que hacer estos cambios de manera drástica. Para que seas exitoso y no te abrumes con tanta renuncia a la vez, empieza con un solo cambio y hazlo poco a poco. Por ejemplo, si quieres dejar de tomar refrescos y salados, elige uno primero, digamos el refresco. En vez de cortar de raíz el hábito del refresco, empieza tomando menos; si te tomas uno con cada comida, reduce el consumo a uno o dos diarios y así, hasta que lo dejes por completo. Entonces, haz lo mismo con los salados.

La clave es ser constante. Si siempre escoges opciones saludables, eventualmente desarrollarás mejores hábitos alimentarios. Si eres de los que se enorgullece de decir que no le gustan los vegetales, un cambio de actitud es necesario antes de comenzar la aventura de perder peso de manera saludable.

Foto: iStock

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