Se estima que más de 800,000 personas se suicidan cada año y, por cada una de ellas, se cometen muchos intentos de suicidio (Chan, 2014). Los efectos sobre las familias, los amigos y las comunidades son terribles y de amplio alcance, aun mucho tiempo después de que un ser querido se haya quitado la vida.
A pesar de que el suicidio es prevenible, cada 40 segundos se suicida una persona en alguna parte del mundo y muchas más lo intentan. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio no discrimina: ocurre en todas las regiones del mundo y a diversas edades. Entre jóvenes de 15 a 29 años de edad, en particular, es la segunda causa principal de muerte a nivel mundial (OMS; 2014).
Puerto Rico no es la excepción. De acuerdo a María Coss Guzmán, coordinadora educativa de la Comisión Para la Prevención del Suicidio, del Departamento de Salud, en la isla el promedio anual de muertes por suicidio es de 303. En 2017, se reportaron 253, que cuando se compara con el año 2016, que fue el año en el que se reportaron las tasas más bajas de suicidio en 18 años, sí refleja un aumento. “Dado lo que hemos tenido que vivir, ha habido un aumento de 57 casos, pero todavía estamos por debajo del promedio anual”, sostiene al tiempo que revela cuál es el método más utilizado para privarse de la vida.
En ambos sexos, es el ahorcamiento, a diferencia de los Estados Unidos, donde lo más que se utiliza son las armas de fuego. “Eso nos dice que es importante conocer el acceso al método que tiene la persona que está considerando quitarse la vida, porque así podemos prevenir. En el caso del ahorcamiento es un método de fácil acceso”, indica, exhortando a las personas a que “si escuchas a un amigo o familiar diciendo que está pensando ahorcarse, toma esas amenazas como algo serio”. Según la funcionaria, “eso es lo que pasa en Puerto Rico prácticamente todos los días”.
Las estadísticas reflejan que en los pasados 18 años, ocho de cada 10 personas que se suicidan son hombres. La edad varía. Según Coss Guzmán, el Instituto de Ciencias Forenses ha reportado suicidios de niños a edades tan tempranas como 10 años hasta envejecientes de 90 años. Este dato contrasta con la creencia que las principales víctimas son los adolescentes. “En el caso particular de Puerto Rico, la población más vulnerable es la de adultos/adultos mayores, sobre todo después del huracán, ya que muchos se han quedado solos porque su familia emigró”, expresa la coordinadora educativa.
“Es importante que las comunidades se unan, que si saben que hay algún envejeciente que está solo, que lo ‘adopten’, lo apoyen, verifiquen si tiene qué comer, cómo se está sintiendo, y sobre todo, que lo escuchen”, dice. La persona que contempla el suicidio como una opción, requiere ayuda, atención, desahogarse, saber que hay ayuda disponible y que quienes le rodean son solidarios con su sufrimiento, añade.
Ahora bien, donde los adolescentes sí llevan la delantera es en la ideación suicida. Esta se define como la aparición de pensamientos cuyo contenido está relacionado con terminar con la propia existencia (Martí, 2013). Aquí se incluyen aquellos pensamientos que aluden a la falta de valor de la propia vida, deseos de muerte, fantasías de suicidio y planificación de un acto letal.
SEÑALES DE ALERTA
La ideación suicida se puede identificar a través de las verbalizaciones que hacen las personas. “Empiezan a hablar de morir, de matarse, de cómo sería el mundo sin ellos… tienen más comunicación, incluso quizá por las redes sociales, a modo de despedida, agradeciendo a sus seres queridos…”. De acuerdo a Coss Guzmán, esos comportamientos no deben pasarse por alto, pues podrían ser indicio de que esa persona necesita ayuda. “Hay que estar alerta ante estas verbalizaciones y a los cambios en el comportamiento”, apunta, destacando la importancia de tomar la situación con la seriedad que amerita. “Sabemos que la mayoría de las víctimas de suicidio, en algún momento, comunicaron su intención. Tenemos que escuchar y tomar acción de inmediato”, expone.
Luego del huracán también se registró un aumento en las llamadas a esta línea gratuita de ayuda, disponible 24/7. Si estás en esta situación o sospechas que alguien conocido está considerando quitarse la vida, llama. “Si atendemos a esas personas que necesitan asistencia psicológica, psiquiátrica, apoyo familiar o comunitario, podemos prevenir el suicidio”, afirma Coss Guzmán.
Línea PAS: 1-800-981-0023
Foto: Pexels