Datos acerca de la dieta baja en hidratos de carbono

Hay diferentes tipos de dietas bajas en hidratos de carbono: Atkins, Dukan, Zone, South Beach, Keto, etc.

“En las dietas bajas en hidratos de carbono se reduce el consumo de alimentos con azúcares, almidones y harinas refinadas. Se procura aumentar el consumo de proteínas y grasas saludables. Esto a su vez reduce la cantidad de calorías ingeridas y contribuye a la pérdida de peso”, señala Laura Cruz, Certified Coach of Wellness & Nutrition for Health and Fitness.

La Guía de Alimentación de Estados Unidos recomienda consumir entre 45 y 65 % del total de calorías diarias o un mínimo de 130 gramos diarios de hidratos de carbono. “Esto es basado en el estimado de la cantidad mínima de glucosa que necesita el cerebro para funcionar eficientemente”, agrega Laura.

Dependiendo de la dieta escogida, hay diferentes extremos de reducción. Con la dieta Keto se recomienda que se consuman menos de 20 gramos de hidratos de carbono diarios, y otras como la South Beach no tienen un límite establecido.

Para lograr esa reducción, algunos programas como Atkins y Keto enfatizan el consumo de grasas, mientras que otros como Dukan destacan el consumo de proteína. Por el contrario, la dieta South Beach y la Zone buscan un balance entre vegetales bajos en almidón y proteínas bajas en grasas.

Las personas buscando bajar de peso o aumentar músculo optan por una dieta baja en hidratos de carbono.

Existe controversia sobre cuán saludable son las dietas bajas en hidratos de carbono. Quienes las recomiendan indican que al eliminar o limitar los alimentos –particularmente los que son ricos en azúcar– previene o mejora afecciones como el síndrome metabólico, la diabetes, la presión alta y las enfermedades del corazón, además de ayudar a reducir el colesterol HDL y los triglicéridos.

Por otro lado, expertos advierten que reducir hidratos de carbono complejos drásticamente puede resultar en deficiencias de vitaminas y minerales, pérdida de hueso, problemas gastrointestinales, estreñimiento, náusea, y si la reducción es repentina, tener efectos secundarios como cambios de humor, dolores de cabeza, problemas de memoria, fatiga y mal aliento.

“Es esencial el consumo de fibra en estos casos, de manera que el funcionamiento del sistema digestivo no se vea afectado. Es por esto que se han popularizado programas de alimentación en los que se varía el consumo en ciclos alternados de alto y bajo consumo de hidratos de carbono [carb cycling, como se le conoce en inglés]”, indica Cruz.

Cualquier régimen que requiere eliminar un grupo grande de alimentos va a ser difícil. Para algunas personas los resultados son lo suficientemente positivos que los motiva a mantenerse. Para otros, la etapa de adaptación a esta dieta puede ser incómoda por los síntomas antes mencionados.

Fotos: iStock

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