Hay un gran número de pacientes que a pesar de tener alta su presión arterial, no tiene ningún síntoma asociado y de ahí que se conozca la hipertensión como “el asesino silencioso”.
Sin embargo, y tomando en cuenta mi experiencia en la práctica diaria de la medicina cardiovascular, encuentro que hay muchos pacientes que sí presentan síntomas de alta presión pero que no los asocian a esta afección. Ellos posiblemente, a pesar de ser hipertensos, no lo saben y por consiguiente, no están en tratamiento.
Algunos de los síntomas típicos de la hipertensión son: dolor persistente de cabeza, dolor en el pecho, fatiga o falta de aire principalmente al esfuerzo, dolor en la parte posterior del cuello (descrito como un espasmo), palpitaciones y visión borrosa.
La gran mayoría de los pacientes que vemos hoy día y a quienes les diagnosticamos hipertensión tienen varios y a veces todos estos síntomas pero los asocian con otras afecciones y no piensan que puede tratarse de alta presión arterial.
Para hacer el diagnóstico, primero hay que verificar la presión arterial y en casos leves, quizás es prudente monitorizar la presión diariamente por una o dos semanas. Si consistentemente se mantiene elevada, podemos hacer el diagnóstico correcto.
Es importante señalar que la presión arterial, o está bien, o está mal, no hay un punto intermedio, y que cualquier elevación de esta por encima de los valores normales, aumenta el riesgo de afectar el corazón, los ojos o los riñones.
Basado en las nuevas guías publicadas recientemente, los valores normales son de menos de 120/80 para la población en general sin medicamentos.
Entre 120-129 sistólica se considera elevada y ya presiones entre 130-139 sistólica y 80-89 diastólica es un estadio 1 de hipertensión, recomendándose en estos pacientes cambios de estilo de vida como la dieta, el ejercicio, bajar de peso, dejar de fumar y el consumo moderado de alcohol.
Presiones iguales o mayores a 140 sistólica e iguales o mayores de 90 diastólica se consideran estadio 2 y además de cambios de estilo de vida, comenzar medicamentos estaría recomendado para esta población.
El tratamiento es importante que sea supervisado por el médico. La selección de la medicina puede estar sujeta a raza, edad u otras afecciones que sufras tales como: diabetes, enfermedad coronaria, fallo cardíaco congestivo y problemas renales, entre otras.
Hay unas metas establecidas a las cuales el médico debe llevarte como paciente. Para lograrlo, puede que se necesite más de un medicamento y en casos severos, hasta cuatro, para un control estricto de la afección, lo que en muchos casos se conoce como hipertensión resistente.
De haber efectos secundarios con las medicinas utilizadas, existen muchas alternativas de tratamiento en el mercado para poderte tratar adecuadamente, sin que se afecte tu calidad de vida.
Las nuevas guías son claras en las metas. Es importante que, como paciente, te envuelvas en la terapia y acompañes a tu medicina con los cambios de estilo de vida ya mencionados.
Así pues, la alta presión en muchas ocasiones no es tan silenciosa como creemos, y tiene síntomas típicos como los descritos. A la primera aparición de estos debemos tener una evaluación médica, pues todo a tiempo tiene remedio… ¿por qué esperar una complicación cuando la podemos evitar?
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