“Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, incluso sin tener la certeza de que estás decidiendo correctamente”. – Paulo Coelho
Una de las razones por las cuales frecuentemente los seres humanos asisten a procesos de consejería o psicoterapia es la toma de decisiones. Es muy común que bajo determinadas circunstancias no se tenga la certeza de estar tomando la decisión adecuada. En algún momento de la vida las personas pueden llegar a dudar al escoger, temiendo estar equivocadas.
En otras ocasiones, para algunas personas, cada vez que se presenta la oportunidad de escoger una alternativa, el proceso decisional se convierte en una agonía, pues las dudas constantes dificultan poder trabajar el libre albedrío. Los miedos paralizan sus acciones y se mantienen en ese estado, sin tener cambios en su vida.
Ya sea en una sola ocasión en particular o de forma continua, establecer un proceso sistemático a la hora de determinar cuál camino vas a seguir te ayudará a realizar esta tarea de forma más confiada. Y es que, al igual que muchas otras destrezas y habilidades, podemos aprender a realizar el fortalecimiento de nuestra voluntad. Al hacer este ejercicio estaremos desarrollando de forma más cautelosa el inventario de ganancias y pérdidas que conllevan determinada elección. Por lo tanto, se espera que al culminar el proceso nuestra decisión sea la más acertada. A continuación, resaltaremos algunas de las razones por las cuales los individuos inicialmente tienen dificultad para decidir:
- No sabes por dónde empezar: En ocasiones, las situaciones son complejas y requieren un profundo análisis que determine con cuál evento deseas comenzar. En otras palabras, hay que resolver un asunto a la vez o de forma simultánea, pero sistemáticamente.
- Miedo al cambio: El sentimiento te paraliza al pensar en las posibles consecuencias de las acciones que estás planificando. En ocasiones, comenzar requiere empezar desde cero y esto causa miedo al futuro.
- Factores como el dinero y la estructura: Pensar que no tienes los medios o el dinero para lograr decidir otra ruta diferente. Esto, sin analizar que, tal vez, lo que se requiere es volver a enfocar las estrategias que te permitan lograr tu meta.
- Dejar que otros decidan: Deciden los familiares, los amigos y hasta los hijos. Al parecer, estás conforme con la decisión que otros han tomado, aunque en el fondo te quedas reprimido por no poder ejercer tu voluntad.
- Seleccionar lo más fácil: Inviertes el menor esfuerzo para no tener que salir de la zona cómoda. Por lo tanto, no hay que asumir riesgos.
- Decidir por impulso: Ejercer la voluntad en el momento inmediato, bajo la influencia de emociones como el coraje, la alegría o la tristeza. Luego de la emoción, te arrepientes de la elección.
Identificar alguna de estas dificultades sería el primer paso para trabajar el proceso de toma de decisiones. Para realizar un ejercicio de forma activa, hay que considerar todos los elementos del proceso decisional. A continuación, te presentamos un modelo en siete pasos para facilitar y maximizar los resultados:
- Aislar el problema: Tratar de entender el asunto desde varias perspectivas. En ocasiones requiere examinar los diferentes puntos de vista de las personas involucradas en la situación.
- Decidir tomar acción: Una vez que se identifica la situación, debes decidir si vas a actuar. Hay ocasiones en las que es mejor no hacer nada. Sin embargo, hay una diferencia entre no hacer nada o postergar o evitar decidir.
- Identificar recursos: Recopilar la mayor cantidad de información e identificar los recursos disponibles. A veces implica buscar ayuda profesional.
- Desarrollar el plan de acción: Decidir cómo vas a llevar a cabo tu decisión. En pocas palabras: planificar el o los movimientos.
- Visualizar el plan de acción: Visualizar el posible resultado de tu acción. Si no te sientes a gusto con la decisión, trata de comprender cuál es la causa de la molestia.
- Actuar: Ahora es el tiempo de moverse. El momento que tanto estabas esperando para actuar.
- Evaluación de resultados y ajustes: Se completa un proceso de aprendizaje. Como todo proceso, la evaluación permite observar si tienes que cambiar la estrategia o afinar algunos detalles.
Al finalizar el proceso de toma de decisiones debes tener la autoconfianza de que lo realizado fue de forma consciente y tomando como base el análisis más completo. Recuerda que no existen decisiones equivocadas; solo aquellas que nos parecieron adecuadas en un momento determinado del tiempo. La sabiduría al ejercer nuestro libre albedrío es que siempre va a existir el aprendizaje sobre cada decisión.
La autora es psicóloga y patóloga del habla, con especialización en trauma y adicciones.
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