Recientemente ha surgido un gran interés general por el Trastorno de Personalidad Disociativa (TPD). Esto se debe, en parte, a las recientes películas en las que se exponen casos de personas con lo que antes se conocía y aún se llama coloquialmente “personalidad múltiple” o “múltiples personalidades”.
Sin embargo, antes de hablar sobre este tema es importante señalar que el Trastorno de Personalidad Disociativa es una de las enfermedades mentales que se encuentra dentro de los Trastornos Disociativos, de acuerdo a la clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, 5a edición, de la Asociación Americana de Psiquiatría.
Según la National Alliance on Mental Illness (NAMI, por sus siglas en inglés), se estima que un 2 por ciento de las personas sufre de este trastorno. Indica que las mujeres tienen una mayor vulnerabilidad a sufrir de la afección.
De acuerdo con el Dr. James Morrison, dentro de los trastornos disociativos primarios se encuentran:
- Amnesia disociativa: Afección relacionada al estrés, en la que el paciente no puede recordar información importante que es usualmente de naturaleza personal
- Trastorno de identidad disociativa: En el que una o más identidades toman de manera intermitente el control del comportamiento de la persona
- Trastorno de despersonalización o desrealización: En el que se observan episodios de desprendimiento, como si la persona estuviera observando su comportamiento desde el exterior, mas no existe una pérdida verdadera de la memoria como pudiera presentarse en la amnesia disociativa, y finalmente
- Otros trastornos disociativos no especificados: En los que las personas presentan síntomas asociados a cualquiera de los trastornos previos, pero que no cumplen los criterios para alguno de ellos.
El trastorno de la identidad disociativa se hizo famoso como trastorno de personalidad múltiple. En este, la persona posee por lo menos dos identidades diferentes y se han registrado casos en los que se han tenido hasta 200, según Morrison. Estas identidades pueden tener sus propios nombres e incluso ser de edades y género distintos al de la persona.
Sin embargo, la persona que sufre de la enfermedad no puede controlar a voluntad la aparición o desaparición de las personalidades. Estas usualmente surgen como consecuencia de un evento traumático (ej. abuso en la niñez) y pueden ser simbólicas, es decir, pueden representar a “alguien que defiende”. El cambio de una identidad a otra tiende a ser súbito y ocurre típicamente en situaciones en las que la persona experimenta un alto nivel de estrés.
Este trastorno es muy complejo tanto en términos de la sintomatología que experimenta el paciente, sus consecuencias individuales, familiares, laborales y académicas, así como su tratamiento. No obstante, hay diversas modalidades disponibles para tratar la afección entre las que se encuentran:
- La psicoterapia
- La terapia de familia
- La terapia grupal
- Los medicamentos o psicofármacos (no para la enfermedad per se, pero sí para la ansiedad o depresión que pueden acompañarla)
- La hipnoterapia o hipnosis clínica
El experto es piscólogo clínico. Si deseas más información, llama al (787) 955-6012.
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