Contrario a los bailes, donde se ha establecido quién comienza y quién sigue, en cualquier forma de intimar, sea por amistad, o de índole sexual, esperamos las señales del otro. Esto ocurre porque nos ajustamos a cambios sociales y lo más importante, lo que “decimos” en nuestra mente, pero callamos ante los demás. ¿Por qué lo hacemos? Muchas veces por adelantarnos a los hechos, por darnos por vencidos antes de actuar o por miedo a la respuesta.
Todos estos elementos nos llevan a una sola cosa… mantenernos en el mismo lugar y perder oportunidades. Es importante atreverse para:
- Mostrar interés
- Quedarnos tranquilos sabiendo que enviamos el mensaje
- Conocer la respuesta de la otra persona y si esta es positiva continuar; si es negativa analizar el por qué y cambiar de rumbo. Sin embargo, sin dar ese paso, los demás no se darán.
Desde la experiencia clínica se observa que, comúnmente, la interacción en el tema de la intimidad entre el hombre y la mujer se da desde dos extremos. En experiencias terapéuticas es común observar que es el hombre quien frecuentemente inicia el proceso de tener intimidad y la mujer es la que generalmente espera el acercamiento. Según nuestra experiencia, la mujer necesita sentirse emocionalmente estable con su pareja para sentir el deseo de tomar la iniciativa, mientras que este factor emocional no es tan prevalente en el hombre.
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Es importante destacar que existen otros factores independientes al género que pudieran influir en quién toma la iniciativa. El primero de ellos es el tema de autoestima. Se ha visto que las personas que se consideran seguras de sí mismas tienen mayor probabilidad de ser las que inician el acercamiento, versus aquellas que consideran que tienen baja autoestima. En segundo lugar está el factor del estilo de personalidad. Se observa que personalidades más extrovertidas tienden a tomar más riesgos y por ende, son usualmente quienes toman la iniciativa. Por otro lado, las personalidades introvertidas y analíticas tienden a postergar más el acercamiento. Por consiguiente, es importante reconocer estas características en la otra persona, para mejorar la dinámica entre ambos.
Las películas, las novelas, la historia, y la cultura nos enseñan que cuando se trata de conquistas o relaciones románticas el hombre es el responsable de dar el primer paso, pero los tiempos han cambiado. Lo que no ha sufrido cambios es la construcción de la personalidad, la cual define en gran parte nuestras relaciones interpersonales. A lo largo de nuestra vida, encontraremos personas con diversas personalidades que no son exclusivas del sexo con el que nacen. Por ende, podemos encontrar tanto hombres como mujeres que no se atrevan a dar el primer paso cuando se trata de comenzar un acercamiento o una relación de pareja.
Así que hombre que lees, tú no eres el único responsable de conquistar y no todas las mujeres están esperando ser conquistadas. No repitas los patrones culturales aprendidos, a ambos nos toca conquistar y ser conquistados. Hoy día, son muchas las mujeres que muestran iniciativa para comenzar una relación, si este es tu caso, no pierdas el interés.
Si ves que la chica que te llama la atención está dando señales de interés y se atreve a dar el primer paso, sonríele, comparte con ella y conócela. Puedes descubrir una mujer interesante, cautivadora, valiente, con buena autoestima y segura de sí misma, cualidades positivas y hermosas en cualquier ser humano. Atrévete, lánzate con todo y miedos; después de esto, tu historia puede cambiar.
En resumen, la clave está en aprender a conocer a la otra persona, mantener abierta la comunicación, mostrar el interés y atreverse. En un segundo tu vida puede cambiar y abrir una puerta a un capítulo maravilloso.
En el artículo también colaboraron la Dra. Sylvia Albino y Dr. Héctor I. Rodríguez Capeles, quienes son psicólogos clínicos.
Foto: IStock