El nombre Booty Barre suena inofensivo y hasta jocoso: Booty, jerga en inglés refiriéndose a los glúteos, y Barre, la barra horizontal de ballet.
Es totalmente apropiado ya que se trata de una clase de ejercicio grupal que utiliza principios de ballet para trabajar sobre todo las piernas y los glúteos. Por otro lado, te engaña, no te prepara para lo verdaderamente retadora y completa que es la rutina.
“Booty Barre es una clase basada en los conceptos de ballet con los principios de pilates. Es una clase muy movida, se ve sencilla pero no lo es. Es intensa”, describe Natalia Haigler, master trainer de Booty Barre que da clases desde hace cinco años.
El Booty Barre nace en Los Ángeles gracias a Tracy Manet, una inglesa que enseñaba una clase de barra en su estudio de pilates. Una de sus estudiantes se mudó a Seattle y le pidió que creara un manual para ella poder enseñarla en su estudio. De ahí sale la certificación.
Quienes hayan bailado ballet anteriormente reconocerán la terminología, como primera posición, plié y gran battement, y que son mismos movimientos que se hacen en el calentamiento antes de una clase formal. Sin embargo, incluye trabajo con pesas, cardio, extensiones y abdominales.
“Nunca es fácil, siempre se complica un poquito más. Mientras más experiencia tienes en la clase más conoces el ejercicio, más profundo y más correcto puedes hacer los movimientos”, apunta Haigler, quien trajo a Puerto Rico esta modalidad de ejercicio.
Gran parte de lo que hace al Booty Barre tan difícil es que se basa en ejercicios isométricos. En vez de ejecutar movimientos grandes y repetidos, se utiliza la tensión y la resistencia aguantando una posición, como cuando empujas o tiras de un objeto fijo como el piso o una banda. “Estás en un rango de movimiento más pequeño. Lo estás aguantando o lo estás moviendo bien poquito. Por ejemplo, un plank uno lo agarra isométricamente. Estás trabajando el músculo en un aguante, en una extensión, que no se mueva, o es un movimiento bien chiquito”, afirma Haigler.
Puede ser aguantar un sumo squat a la vez que estás en puntas, alzar la pierna apoyándote de la barra y realizar pequeños movimientos de arriba abajo desde la cadera o un plank de lado alzándote en un solo brazo. Entre medio hay porciones de cardio que ayudan a soltar luego de estar aguantando los músculos.
“Técnicamente esta clase se mueve en bloques. Siempre vamos hacer un calentamiento, siempre vamos a hacer pesas, siempre vamos hacer isométrico, flexibilidad, la parte de los oblicuos, side bend, cardio, la parte de mirándose en la barra, otro cardio, la parte de la barra con la bola, y el piso. Siempre. No cambia nunca. Lo que cambia son los ejercicios pero las secciones se quedan igual”, explica la exbailarina profesional y también maestra de pilates.
Asegura que actualmente hay entre 20 y 30 instructores de Booty Barre en la isla y se ofrece en muchos gimnasios.
No hay un solo tipo de persona que toma Booty Barre. La gran mayoría son mujeres, pero también hay algunos hombres “bailarines, el que alza pesas hasta el que hace yoga y pilates nada más”, señala. Incluso el Booty Barre puede complementar otros ejercicios como spinning, boot camp y correr. No hay que ser flexible ni tener experiencia de ballet para poder sacarle provecho.
“No importa que mi pierna está aquí y la tuya está acá. No importa. Uno lo hace en el rango de movimiento que puede. La única diferencia que hace es que se ve más lindo. Cuando lo hace una bailarina se ve más lindo porque las piernas suben fácil, pero se están muriendo igual”, asegura.
Foto y vídeo: Juan José Rodríguez/LMH