[VÍDEO] Joey Short, filántropo del tenis

No se conforma con ser un destacado tenista en y fuera de Puerto Rico, sino que ha utilizado su imagen para servir de ejemplo y motivar a ayudar a otros que quizás tienen su mismo sueño, pero no cuentan con los medios.

Fue así como hace unos años Joey Short se convirtió en el portavoz en Puerto Rico de Kids Serving Kids, una entidad sin fines de lucro destinada a donar raquetas de tenis a jóvenes y niños en necesidad. “Recojo las raquetas en diferentes sitios o clubes de la gente que ha dejado de jugar tenis, y las doy a personas que no pueden comprarlas”, sostiene el joven de 17 años, quien asegura que ha restaurado raquetas en muy mal estado.

“Si no tienen cuerdas, se las pongo; si no tienen grip, se lo hacemos. Hacemos lo posible para que la gente que no tenga el dinero pueda tenerlas”, explica sobre el esfuerzo que lo ha llevado a entregar raquetas en Arecibo, Utuado, Mayagüez y próximamente, Vieques. Sobre la asociación con base en Estados Unidos, afirma que ha podido ver cómo jóvenes se han beneficiado y aprovechado al máximo dichas raquetas.

“Antes de ser parte de la fundación, viajé a República Dominicana y les di mis raquetas a unos boleritos que juegan tenis allí y los he visto progresar simplemente por darles una raqueta que quizás yo pensaba que no servía. Ahora puedo bolear con ellos y le dan muy bien”, dice satisfecho el estudiante del Colegio San Ignacio, quien recientemente participó en el torneo Chrysler Open.

Con el tenis en la sangre

Aunque practicó otros deportes como el baloncesto, la gimnasia y el soccer, desde los 8 años Joey se enamoró del tenis para nunca más abandonarlo. Esto es algo que no es de extrañar, ya que su padre (Joey) y su abuelo practicaron el deporte. De hecho, su abuelo fue un destacado jugador, tanto así que existe un premio en su honor, la Copa Joey Short. El joven señala que una de las cosas que lo apasionó del deporte fue que, contrario a otros, el tenis solo dependía de su juego.

“El tenis es más individual y me gusta hacer las cosas solo, no me gusta depender”. Tal es su pasión por dicho deporte que ya ha recibido ofertas de varias universidades fuera de la isla para jugar para ellos, algo que lo mantiene muy entusiasmado.

“Mi ensayo para la universidad fue del tenis comparado con la vida. Pienso que este es un reflejo de cómo será tu vida, porque las situaciones que pasan en la cancha son como las que te van a pasar. Hay altas y bajas, y así es la vida. A veces pierdes contra alguien que no se supone que perdieras y te puedes poner triste, e incluso pensar en quitarte, pero te levantas y vuelves a jugar”, indica el recipiente en varias ocasiones del Sportsmanship Award, un premio que le otorgan el resto de los jugadores por su elegancia y respeto en la cancha.

Los sacrificios no le pesan

El haberse destacado desde sus inicios en el deporte no ha sido casualidad, sino de mucha disciplina y una agenda probablemente más cargada que la de muchos adultos. Luego de asistir al colegio, va al gimnasio a practicar una rutina de aproximadamente dos horas de pesas. Después va a la cancha de tenis y cuando por fin llega a su casa ya entrada la noche, es que estudia.

Al día siguiente la misma rutina. En cuanto a su alimentación, desayuna fuerte en la mañana, hace varias meriendas saludables durante el día, almuerza y cena. “Como saludable, pero mucho porque tengo hambre todo el tiempo”, admite entre risas. A pesar de que es consciente de que esta rutina quizás lo ha alejado de realizar las actividades típicas de su edad, a Joey no le pesa. “Quizás he perdido alguna fiesta, pero sé que en la vida voy a tener mil fiestas más, así que cuando no voy a una, no me duele tanto”.

El fanático de los tenistas Pete Sampras y Novak Djokovic reconoce que no le gusta ver los partidos de tenis. Sin embargo, no se perdió a Mónica Puig durante las Olimpiadas. De hecho, a nuestra medallista olímpica la conoció precisamente en su colegio. “He boleado y hablado con ella. Es un ejemplo para todos los puertorriqueños que jugamos tenis de que sí se puede llegar lejos”.

Foto y vídeo: Jaime Rivera/LMH

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