¿Alguna vez te has preguntado por qué razón una simple cortadita, un raspazo con ¡una simple hoja de papel!, arde, duele y molesta tanto. La culpa es de las terminaciones nerviosas.
Según dijo el doctor Hayley Goldbach, médico residente en Dermatología en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), a la cadena de noticias BBC, al parecer, todo tiene que ver con las terminaciones nerviosas. Para empezar, hay muchos más receptores de dolor incrustados en las yemas de los dedos que en casi cualquier otra parte del cuerpo. Sin embargo, Goldbach de inmediato aclaró que “probablemente también dolería mucho si un papel cortara el rostro o los genitales, si es que puedes imaginar eso”. ¡Auch!
Mecanismo de seguridad
Eso tiene mucho sentido desde el punto el vista evolutivo. “Con las yemas de los dedos exploramos el mundo y hacemos pequeñas tareas delicadas. Por lo tanto, tiene sentido que tengamos una gran cantidad de terminaciones nerviosas ahí. Es una especie de mecanismo de seguridad”, explicó el médico.
Los dedos son los principales vehículos que tiene el cuerpo para interactuar con el mundo. Si tocas algo extremadamente caliente o puntiagudo, lo más probable es que lo harías utilizando tus manos. Entonces el dolor que sientes cuando algo daña los dedos es simplemente el resultado de la evolución, proporcionando un poco de estímulo adicional para que mantengas esas manos seguras.
Una carpa de bacterias
Por su naturaleza porosa, el papel es un zoológico de bacterias, a la espera de crear colonias en las heridas infligidas por el papel. Las bacterias pueden causar infecciones si las heridas no se atienden, lo que a su vez puede ser doloroso, pero eso tarda un poco de tiempo. Sin embargo, según indicó el médico, hay algo más que hace que el papel sea un arma singularmente dolorosa.
A simple vista, podría parecer que el borde del papel es bastante sencillo y recto. Pero si te acercas o lo miras con una lupa, verás que es más parecido a una sierra que a una cuchilla. Por eso, cuando las cortaduras del papel rasgan tu piel, dejan una “trayectoria caótica de destrucción” en lugar de una laceración suave. Rasgan y desgarran la piel, en lugar de hacer un corte limpio, como haría una hoja de afeitar o un cuchillo.
Ni tan superficiales como parecen
Por si fuera poco, las cortaduras de papel son superficiales solo en apariencia.
“Son lo suficientemente profundas como para penetrar más allá de la capa superior de la piel, de lo contrario no harían daño. La capa superior de la piel no tiene terminaciones nerviosas”, anotó Goldbach a la BBC.
Sin embargo, dado que no pueden considerarse profundas en un sentido estricto, resulta desconcertante que duelan tanto. Pero es precisamente por esta razón que las cortaduras de papel son una amenaza real. Una herida más profunda provocaría sangrado. La sangre se coagularía y podría crearse una costra, lo que facilita la curación debajo de la piel, libre del asalto continuo del mundo exterior.
Sin embargo, la herida superficial de una cortadura de papel no ofrece semejante protección. A menos que tengas el cuidado de cubrirla con un vendaje y tal vez un poco de ungüento antibiótico, los nervios que el papel expone cuando desgarra tu piel continúan expuestos al mundo exterior, y eso solo los irrita más. Al menos, esa es la idea. Nadie la ha demostrado jamás, pero Goldbach está de acuerdo en que es una hipótesis razonable.
Foto: IStock