Sobreviví a una clase de bikram yoga y digo sobreviví porque el hecho de practicar cualquier disciplina de ejercicios bajo una temperatura de 105 grados merece el término sobrevivir.
En términos de vestimenta estaba preparada para tomar la lección (sabía que habría mucho calor, así que llevé ropa de ejercicios), pero mi intención era estar allí solo de oyente y tomando notas de lo que sucedía mientras transcurría la clase.
Sin embargo, una vez llegué y vi a todo el mundo entusiasmado y listo para sudar, me entró la curiosidad y decidí que aún y con mis cinco meses de gestación, me aventuraría. Claro, considerando que llevo más de 2 anos sin practicar yoga, ni ningún tipo de ejercicios, mis posturas estuvieron modificadas y solo practiqué aquellas que el cuerpo y el peso me permitió.

Para los que piensen que meterse en un salón a 105 grados y con una humedad aproximada de 60 es un acto suicida, les digo que no. De hecho, se siente rico poder eliminar todas esas toxinas que a diario cargamos en el cuerpo y ese calor que en ocasiones puede parecer asfixiante, ayuda grandemente a mejorar la flexibilidad y por consiguiente, que las posturas se realicen correctamente.
Es para todo el mundo
Según la instructora Yaitza López, la clase de bikram yoga sigue los postulados principales de la hatha yoga, la cual se basa en que por medio de posturas y respiraciones, se busca lograr el balance entre cuerpo, mente y espiritu.
“Fue creado por el hindú Bikram Choudhury y consta de una serie de 26 posturas y dos ejercicios de respiración. La clase está diseñada de manera tal que se trabajan todos los sistemas del cuerpo, el endocrino, músculo esqueletal, circulatorio, respiratorio y nervioso y cada postura te prepara para la próxima”, explica López.
La clase comienza con dos respiraciones profundas que te preparan para los primeros estiramientos, al principio muy básicos, que luego van tornándose más complejos y trabajando todas las áreas del cuerpo, desarrollando balance, coordinación, postura, en fin haciéndonos conscientes de cada músculo y órgano en nuestro cuerpo.

En la última media hora se realizan posturas de piso en las cuales se hace un abdominal como transición entre una y otra.
“Se termina con respiración de fuego porque se han trabajado todos los órganos y músculos. Esa última respiración promueve la expulsión de toxinas, activando el sistema digestivo y llevando oxígeno fresco al cerebro. Es la parte mas importante de la clase, porque es donde tu cuerpo absorbe todos los beneficios de la práctica”, sostiene sobre la clase, que es ideal para aquellos que desean bajar de peso.
Además, del beneficio de liberar toxinas, López afirma que el realizar la clase de yoga en calor flexibiliza los músculos, lo que reduce el riesgo de lesiones.

Según la instructora, no existen contraindicaciones para realizar la clase y cualquiera puede hacerla. Uno de los lemas de la clase es que “nunca es demasiado tarde, nunca eres demasiado viejo, nunca estás demasiado enfermo para empezar desde cero”.
“Tengo una señora de 70 años que empezó desde cero con artritis reumatoide y me dice que se siente mejor y con menos dolor. Mi mamá cumple 70 años, ella nunca había hecho de ejercicios, lleva un año y medio practicando y ha bajado 40 libras, se siente más ágil, energética, con mayor claridad mental y su digestión mejoró. Ella se enferma menos que yo, hace las clases mejor que mucha gente joven que viene”, explicó.
López asegura que no se necesita ser bailarina de ballet, ni demasiado flexible para practicar la disciplina. Además, afirma que puedes practicarla cuantas veces en semana lo desees siempre y cuando mantengas una buena hidratación y descanses adecuadamente.
Grandes beneficios al organismo
- Liberas toxinas
- El calor te ayuda a ser mas flexible
- Aceleras el metabolismo y favorece la quema de grasa
- Previenes lesiones
La clase es básicamente una super oxigenación ya que la sangre corre con mayor facilidad a través de los órganos y el cuerpo, lo que ayuda a desintoxicarnos y aumentar la capacidad de sanación y recuperación innata en tu cuerpo.
Fotos y vídeo: Jaime Rivera/LMH