El yoga llegó para quedarse

Isabel Rodríguez Cintrón comenzó a practicar yoga hace 38 años. Recuerda que se percibía como algo extraño porque era muy desconocido en la isla.

Poca gente lo practicaba. Fue una de esas que abrazó el yoga y, a través de las enseñanzas de sus gurús o maestros, se adentró en una filosofía que cambió su vida. Mediante su práctica, transformó la relación con ella misma, los demás, la naturaleza y el mundo que la rodea.

En 1986 abrió su estudio I.Y.T.A. Wellness & Health Center y la escuela de yoga para certificar maestros, vinculada a la Asociación Internacional de Profesores de Yoga.

Desde este espacio continúa compartiendo sus vivencias y conocimientos sobre esta filosofía que define como “un sistema integral de desarrollo personal y espiritual que unifica mente, cuerpo y espíritu. No se trata solo de hacer unas posturas, eso es solo el aspecto físico”.

La maestra añade que practicar yoga incluye meditar, modificar nuestras formas de pensar, alimentarnos saludablemente, cuidar la naturaleza y relacionarnos positivamente con los demás, entre otros aspectos. Según Rodríguez Cintrón, todo lo que se hace y se transforma al practicar yoga debe dirigirnos a ser mejores seres humanos.

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Por su parte, Liselle Arzuaga Otero, directora y fundadora de Samadhi Yoga Institute, expone que trazar las raíces históricas del yoga es complicado porque está en evolución constante. De hecho, no existe una fecha exacta sobre su origen, pues su historia se pierde en el tiempo.

La también maestra detalla que los primeros textos sobre esta filosofía milenaria no incluían las asanas o posturas que hoy día se realizan, sobre todo en occidente. Eran textos dirigidos a la práctica de la meditación. Con el tiempo y las investigaciones realizadas se descubrieron otros documentos que presentaban algunas de estas asanas. Según explica, muchas de las posturas que se practican en los estilos de yoga más físicos se han desarrollado luego en occidente.

Sobre el paso del yoga a esta parte del mundo, ambas coinciden en que se ha enfatizado más en el componente físico de la práctica, pero sin olvidar el aspecto meditativo o espiritual.

Rodríguez Cintrón comenta que acá se ha estudiado y racionalizado más la práctica y sus beneficios a través de las investigaciones, sobre todo en el área de la salud mental. Incluso, añade Arzuaga Otero, universidades de Estados Unidos ofrecen programas de Yogaterapia, una fusión de los principios y técnicas orientales del yoga con conocimientos médicos y sicológicos de occidente.

De igual forma, Arzuaga Otero resalta que el yoga es del mundo, no solo de la India. “Yoga era patrimonio de la India. Ahora, miles de personas en todo el mundo lo practican. Hemos visto cómo, en los últimos 50 años, algo místico se ha convertido en mainstream. Es tan nuestro como de la India”, señala.

Yoga en Puerto Rico

Arzuaga Otero abrió su estudio hace 16 años. En esa época también confrontó la falta de información sobre qué era el yoga. Esto la obligaba a ser muy cautelosa con su lenguaje y a no usar imágenes de deidades o incienso en sus clases. “Había mucho desconocimiento y eso generaba ansiedad. Cuando la gente comenzó a informarse, fue perdiendo el miedo”, rememora.

En lugar de amilanarse, aprovechó todos los espacios que tuvo a su alcance para educar al público sobre lo que ella considera que es un “sistema de salud integral que trabaja con aspectos de vivir la vida. Practicar yoga te ayuda de manera tangible, te da herramientas para bregar con las situaciones del diario vivir. Practicas ponerte voluntariamente en posturas difíciles y respirar, para que cuando la vida te ponga en posiciones difíciles, sepas que toda incomodidad pasa, respires y encuentres fortaleza para sobreponerte”.

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Tanto Rodríguez Cintrón como Arzuaga Otero han visto cómo paulatinamente la percepción distorsionada que tenía la sociedad puertorriqueña sobre el yoga ha cambiado. Ahora hay muchos estudios y lugares públicos donde practicar con maestros certificados.

No obstante, para Rodríguez Cintrón falta que se mueva de un plano físico a uno más meditativo o espiritual. Por su parte, Arzuaga Otero considera que este paso se está dando y que incluso ha notado cómo las personas llegan a su estudio en busca de “expansión espiritual” a través de la práctica de estilos de yoga más meditativos. “Lo físico no es el futuro del yoga. La gente está en una búsqueda espiritual porque la vida está muy dura, estamos sobrecargados y nos estamos desconectando con el uso de la tecnología. Necesitamos conectarnos. Estamos en búsqueda de paz, amor, tranquilidad, esperanza y renovación”.

Estilos de yoga

Hatha yoga

Trabaja el cuerpo físico para facilitar la meditación a través de las posturas o asanas e involucra el despertar de la energía vital. Rodríguez Cintrón recomienda comenzar con este estilo y luego experimentar con otros hasta encontrar con el que más te identifiques. Eso sí, recuerda que el yoga no es una competición entre quién hace mejor las posturas. La práctica es individual y hay que saber “escuchar” nuestro cuerpo.

Bhakti yoga

Es el yoga de la devoción espiritual. Es esencialmente contemplativo. Busca la unión con la fuerza superior o el dios. No se enfatiza en las respiraciones ni posturas, sino en actos de culto, devoción y servicio.

Karma yoga

Es el yoga de la acción desinteresada y de la felicidad interna por servir a otros.

Kundalini yoga

Se le conoce como el “yoga de la conciencia”. Se realizan ejercicios o (ital)kriyas(ital), meditaciones, relajaciones y mantras buscando liberar la energía que todos tenemos latente con la intención de sanar.

¿Es bueno para ti?

Si aún no has experimentado una clase de yoga y sus bondades, ¡atrévete!, este es el momento. Tiene beneficios a nivel físico, energético, emocional, intelectual y espiritual:

  • Fomenta el autoconocimiento y el ser mejor ser humano;
  • Enseña a cuidar tu mente, cuerpo y espíritu;
  • Promueve la meditación y calma la mente;
  • Ayuda a enfrentar mejor los conflictos y a entender el mundo;
  • Estimula la intuición y el balance energético y emocional;
  • Mejora la salud física y mental;
  • Fortalece el sistema inmunológico;
  • Reduce el estrés, la ansiedad y la depresión;
  • Aumenta la flexibilidad, la fortaleza muscular y el balance.

Practicar y meditar

Yoga es un término en sánscrito que significa ‘unión’. La práctica busca equilibrar y armonizar la mente, el cuerpo y el espíritu. Aunque existen diferentes estilos, una clase o práctica de yoga suele tener los siguientes elementos. Recuerda practicar con un maestro o instructor certificado.

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  • Al principio, se fija una intención individual. La intención es la razón para practicar o eso que deseas nutrir mediante la práctica.
  • Se hace toma de conciencia mental. Todo lo demás queda afuera, solo importa el ahora.
  • Se comienza con movimientos suaves para calentar el cuerpo. Se pueden hacer posturas hacia ambos lados, hacia el frente y hacia atrás, de torsión e invertidas.
  • Se llega a una cumbre en cuanto a la intensidad, calor, flexibilidad y esfuerzo.
  • Se reduce esa intensidad para enfocarse en las emociones y la relajación profunda al final. En este momento, el cuerpo asimila todo el beneficio de la práctica.
  • Se finaliza con el mantra de unificación om, que significa ‘principio del sonido del universo’.

Arzuaga Otero aclara que yoga y meditación no son necesariamente lo mismo. “Meditación es un momento contigo en silencio permaneciendo quieto. Es individual. Es ese espacio entre los pensamientos que aumenta con la práctica. Se ha probado que produce incluso cambios a nivel neurológico”, especifica. Se recomienda meditar durante 30 minutos por la mañana, antes de comenzar a repasar todo lo que tienes en agenda, y en la tarde para hacerle un “reinicio” al cerebro. Una buena técnica es enfocarse en la inhalación y exhalación.

Foto: IStock

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