¿Sabes que no hay mejor alimento para tu recién nacido que la leche que produce tu cuerpo?
Olvídate de la mejor fórmula, ¡es la tuya! Contiene todos los nutrientes que tu hijo necesita para un crecimiento y desarrollo sanos durante los seis primeros meses de vida. Igual o más importante ¡contiene sustancias que ayudan a protegerlo contra muchas enfermedades! Ni hablar de los beneficios emocionales para ambos debido al vínculo especial que se desarrolla entre ustedes. Y como si eso fuera poco, amamantarlo ayuda a que recuperes más rápido el peso que tenías antes del embarazo.
De acuerdo a Kelli Killingsworth, licenciada en nutrición y dietética, certificada en el manejo de peso de niños y adolescentes y consultora en lactancia materna certificada, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda la lactancia exclusiva (no formula ni agua ni jugo) durante los primeros seis meses de vida.
“Luego se introducen sólidos con la continuación de la lactancia hasta por lo menos el primer año de vida. Los estudios han demostrado que los bebés que son lactados tienen menor riesgo de sobrepeso y obesidad al igual que otras enfermedades como la diabetes y asma”, sostuvo.
Dietas y lactancia
Beneficios para el bebé
“Entre todos los beneficios que provee la lactancia, aumenta la probabilidad de que tu bebé tendrá un peso saludable más adelante en su vida”, sostuvo Killingsworth.
Estudios sugieren que los niños y adultos que fueron amamantados son menos propensos a desarrollar asma, diabetes y ciertos tipos de cáncer (leucemia, linfoma y la enfermedad de Hodgkin), que los que no lo fueron.
Además, la leche materna puede promover el desarrollo del cerebro. Algunos estudios sugieren que los niños que fueron amamantados pueden tener una puntuación mayor en los exámenes de habilidad cognitiva que los niños alimentados con fórmula. La leche que produces tú, tu cuerpo, tiene la cantidad ideal de proteínas, azúcar, grasa y casi todas las vitaminas que el bebé necesita para crecer y desarrollarse saludablemente. También contiene anticuerpos que lo protegen contra muchas enfermedades.
Los estudios demuestran que los bebés alimentados con leche materna son menos propensos a padecer infecciones de oído, problemas en el aparato respiratorio inferior (como neumonía y bronquitis), meningitis, infecciones en las vías urinarias y diarrea. Según March of Dimes, los estudios también sugieren que es menos probable que los bebés alimentados con leche materna mueran del síndrome de muerte súbita.
Beneficios para mamá
Lactar a tu bebé aumenta los niveles de una hormona oxitocina que hace que tu útero se contraiga, lo que ayuda a reducir el sangrado después del parto y a encoger el útero hasta que vuelva al tamaño que tenía antes del embarazo.
Amamantar al bebé también retarda el regreso del período menstrual de la mujer, recuperas tu peso pre-embarazo más rápidamente y, según los estudios, amamantar puede ayudar a reducir el riesgo de que la mujer sufra diabetes tipo 2, cáncer de mama y cáncer de ovarios.
Leche materna vs fórmula
La leche materna contiene todos los ingredientes que un bebé humano necesita para crecer saludablemente. Las leches de fórmula basadas en leche de vaca o soya incluyen muchos de estos nutrientes, pero no todos.
La leche materna contiene factores de crecimiento, hormonas y otras sustancias que ayudan al bebé a crecer y desarrollarse al ritmo apropiado y tiene ácidos grasos que promueven el desarrollo cerebral y, posiblemente, aumentan la inteligencia.
Algunos fabricantes de leche de fórmula agregan dos de estos ácidos grasos –DHA (ácido docosahexaenoico) y ARA (ácido araquidónico)– a sus productos. Sin embargo, se desconocen los beneficios a largo plazo de las fórmulas mejoradas con estos ácidos grasos.
Debido a que la leche materna es baja en vitamina D, la AAP recomienda que todos, incluso los que solo se alimentan con leche materna, consuman por lo menos 400 unidades (IU) de vitamina D para prevenir el raquitismo, una enfermedad que debilita los huesos.
La mayoría de los bebés alimentados con fórmula recibe suficiente vitamina D. A diferencia de la fórmula, la leche materna se modifica a medida que el bebé se desarrolla y le proporciona la cantidad justa de nutrientes y otras sustancias que necesita en las diversas etapas del desarrollo.
Por ejemplo, durante los primeros días después del parto, los pechos de la mujer producen una forma de leche amarillenta y espesa llamada calostro, que es rica en proteínas y sustancias inmunes que el bebé necesita durante esos primeros días. Después, la madre comienza a producir mayores cantidades de una leche menos espesa, con menos proteínas y más grasa.
La leche de la madre de un bebé prematuro es distinta a la de una madre de un bebé nacido a término y tiene la composición requerida para cubrir las necesidades del bebé en su etapa de desarrollo específica.
Beneficios emocionales
Según la AAP, un recién nacido también se beneficia de la cercanía física de la lactancia materna. Expulsado de un vientre oscuro y cerrado hacia una experiencia abrumadora de luces brillantes, ruidos fuertes y nuevos olores, el pequeño necesita sentirse seguro de tu presencia física continua.
Al cargarlo con seguridad y amamantarlo, le ofreces una sensación de continuidad de una vida antes y después del nacimiento. Además, la lactancia libera hormonas que promueven el comportamiento materno.
Los estudios indican que los niños aprenden mejor en un contexto de cercanía emocional con un adulto. La lactancia promueve un vínculo en crecimiento entre ustedes dos que continuará jugando un rol importante en su desarrollo durante los siguientes años.