Los riñones son órganos del sistema urinario ubicados en el área retroperitoneal. Su función primordial es eliminar impurezas del cuerpo a través de la orina. También producen hormonas, regulan la presión arterial, el exceso de sodio, agua y electrolitos –como el potasio– y mantienen neutralidad en el cuerpo, regulando el estado ácido-base en la sangre.
En la mayoría de las veces las personas con problemas renales no presentan síntomas en etapas tempranas de la enfermedad. Sabemos que distintas enfermedades pueden afectar el funcionamiento del riñón. Es importante reconocer qué estrategias pueden ayudar a proteger estos órganos. A continuación presentamos diez hábitos que contribuyen a la progresión de la enfermedad renal.
Poca ingesta de agua
Los riñones dependen del flujo de sangre que les llegue para eliminar impurezas. Al limitar la ingesta de líquido, disminuimos el flujo de sangre a los riñones alterando la eliminación de impurezas. La Fundación Nacional del Riñón recomienda el consumo de 10 a 12 vasos de agua para mantener el cuerpo hidratado en condiciones normales.
Alta ingesta de sodio
Los riñones eliminan el exceso de sodio que consumimos en la comida. Una dieta rica en sodio contribuye a la hipertensión arterial, la cual causa daño directo a los riñones. Nuestro consumo de sodio fluctúa entre 3,400 a 4,500 mg/día, mientras que la Asociación Americana del Corazón recomienda una dieta baja en sodio de 2,000 mg o menos.
Abuso de antiinflamatorios no esteroidales
Los antiinflamatorios no esteroidales son medicamentos utilizados para controlar el dolor y la fiebre. Se consiguen over the counter sin receta. Estos reducen el flujo de sangre a los riñones, pueden aumentar la presión arterial, resultan en retención de sodio y agua. Su uso excesivo o prolongado puede causar daño crónico a los riñones. El uso de estos medicamentos debe de ser limitado.
No acudir al baño a tiempo
Mantener la vejiga llena y no vaciarla a tiempo contribuye al daño renal. Las bacterias en la orina que permanecen en la vejiga por tiempo prolongado aumentan y pueden causar infección de orina o en los riñones. Es importante vaciar la vejiga a tiempo.
Alto consumo de azúcar
La azúcar alta en la sangre (hiperglucemia) produce una diuresis osmótica, la cual puede resultar en deshidratación y afectar la función renal. Con el paso del tiempo, la hiperglucemia daña los pequeños filtros de los riñones (glomérulos) y disminuye la función de filtración gradualmente hasta que el paciente requiera diálisis. La azúcar en ayuna debe de ser menor de 100 mg/dL. Debemos velar lo que comemos y limitar la ingesta de hidratos de carbono.
Ingesta excesiva proteína animal
La ingesta de proteína resulta en generación de amonio. El riñón debe trabajar más cuando la ingesta de proteína aumenta para neutralizar el efecto de amonio. En pacientes con enfermedad renal este sobreesfuerzo contribuye a la progresión de la enfermedad. Se recomienda que la ingesta de proteína sea un gramo por kilogramo de peso.
Colesterol y triglicéridos elevados
La deposición de lípidos y colesterol aceleran la enfermedad vascular. El riñón es un órgano vascular que también sufre cuando estos están elevados. Pacientes con enfermedad renal están en mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Es importante asegurar un colesterol total menor de 200 mg/dL, triglicéridos menor de 150 mg/dL, HDL mayor de 40 mg/dL (colesterol bueno) y LDL menor de 100 mg/dL (colesterol malo).
Deficiencia de sueño
Mientras dormimos, nuestro cuerpo reposa y se regeneran las células y los tejidos. La falta de sueño interrumpe este ciclo. Asimismo, la falta de sueño contribuye a la hipertensión, aumentando el riesgo de enfermedad renal. Se recomienda dormir entre 6 y 8 horas cada día.
Consumo excesivo de café
La cafeína resulta en aumento en la presión arterial, la cual afecta directamente al riñón. Se recomienda limitar el consumo de café a dos tazas al día o tres tazas de té.
Consumo excesivo de alcohol
El alcohol causa deshidratación. Su alto consumo resulta en aumento de la presión arterial. También puede causar deposición de ácido úrico en los túbulos renales y alterar la función renal. Se recomienda el uso moderado del alcohol y limitar el consumo a una porción al día para las mujeres y dos porciones para los hombres. (Porción = cerveza de 12 onzas, copa de vino de 5 onzas, licor-ron-vodka-whiskey 80 grados prueba 1.2 onzas y licor 100 grados prueba 1 onza).
Evitar estos hábitos ayuda a mantener la función renal. Sin embargo, es importante enfatizar que además de los buenos hábitos alimentarios es importante evaluarse con el médico, verificarse la presión y hacerse laboratorios periódicamente para determinar el funcionamiento de los riñones.
La autora es nefróloga. Si deseas más información, llama al (787) 763-7423.