A pesar de su nombre, no son ni azúcar ni alcohol. Son hidratos de carbono que ocurren naturalmente en ciertas frutas y también se pueden producir.
Su nombre surge de su estructura química similar al azúcar y alcohol. También se conocen como polioles.
Los alcoholes del azúcar proporcionan dulzura y mejoran el sabor de la comida sin agregar tantas calorías como el azúcar, pero a diferencia de esta, no contribuyen a formar caries.
Se encuentran en muchos alimentos procesados como los caramelos duros, helado, pasteles, productos horneados, chocolate y goma de mascar. Se pueden utilizar en combinación con otro sustituto del azúcar.
Los alcoholes del azúcar más comunes que se encuentran en los alimentos son eritritol, isomaltosa, lactitol, maltitol, manitol, sorbitol y xilitol.
De acuerdo a la nutricionista dietista Getseni Rodríguez Jiménez, al reducir el consumo de azúcar…
- Disminuyes la ingesta de calorías vacías, que a su vez, reducen el consumo de alimentos altos en nutrientes. Calorías vacías son aquellas que no tienen ningún valor nutricional y te hacen aumentar de peso.
- Ayudas a bajar la presión. Los alimentos que tienen azúcar añadida aumentan la presión en sangre.
- Reduces los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. Cuando las grasas son reemplazadas por hidratos de carbono o azúcares añadidos, los niveles de triglicéridos aumentan en sangre y los de la grasa saludable, disminuyen.
- Aumentas el consumo de vitaminas, minerales y fibra. Las personas que consumen grandes cantidades de azúcar (más de un 25% de sus calorías totales) experimentan una reducción en el consumo de calcio, vitamina A, hierro y cinc y fibra, que son nutrientes buenos.
- Regulas el apetito. El azúcar estimula los antojos por lo dulce, por eso mientras más productos dulces consumes, mayor será la necesidad de comerlos. Por ejemplo, cuando estás ansioso, en celebración o tristeza piensas en alimentos azucarados, no en vegetales. Así que al reducir la ingesta de azúcar no permites que se estimule el apetito sin tener hambre.
- Favorece que no haya sobrepeso ni obesidad.
- Evitas que se presente la resistencia a la insulina. A mayor cantidad de azúcar en la dieta, mayor sobrepeso y obesidad. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de alta presión, niveles altos de colesterol en sangre y diabetes tipo 2.