Mitos y realidades sobre el consumo de leche

El consumo de leche y sus derivados es altamente beneficioso, ya que es la principal fuente de calcio con absorción óptima de nuestro organismo.

Este grupo de alimentos provee además proteína, vitaminas A y D, fósforo y potasio, entre otros nutrientes. Las guías dietéticas del 2010 para los estadounidenses recomiendan la ingesta de tres servicios diarios para la mayoría de la población, siempre y cuando sea en su modalidad baja o libre de grasa.

A pesar de la importancia de su consumo, existen varios mitos atribuibles a este grupo de alimentos que la comunidad científica ha aclarado a través de los años.

Mito: La ingesta de leche provoca mucosidad y aumenta ocurrencia de asma.

Realidad: Muchos estudios demuestran que el efecto temporero de la viscosidad de la leche en la saliva es confundido con un aumento en la producción de mucosidad en la garganta y vías aéreas.

Mito: La ingesta de leche se debe de evitar en personas prediabéticas o diabéticas.

Realidad: Aunque la lactosa es el azúcar de la leche, su consumo no está contraindicado en personas con afecciones asociadas con el aumento de azúcar en sangre, siempre y cuando esté contemplado dentro de su plan de alimentación.

Mito: Consumir leche provoca aumento de peso.

Realidad: La selección de leche y lácteos libres o con bajo contenido de grasa provee los mismos nutrientes que la leche entera, pero sin las calorías de la grasa removida.

Mito: La leche es necesaria solo para los niños. Los adultos no necesitan ingerirla.

Realidad: La alta incidencia de debilidad ósea y de osteoporosis confirma que el consumo de leche es necesario en todas las etapas del ciclo de vida.

Mito: El ingerir leche provoca cálculos renales (piedras en el riñón).

Realidad: Estudios sugieren que el consumo de leche se asocia con una disminución en la incidencia de formación de cálculos renales. El calcio proveniente de suplementos es el que está mayormente relacionado con un aumento en el riesgo de formación de cálculos, por lo que hay que asegurarse de que la ingesta total de calcio no exceda las necesidades individuales de la persona.

Mito: La leche orgánica es más saludable que la leche regular.

Realidad: Aunque estudios demuestran que la leche orgánica posee un mayor contenido de omega-3, todas las leches contienen los mismos nutrientres, el mismo sabor y están sometidas a los mismos estándares regulatorios de la FDA y el USDA.

Mito: La leche cruda (no pasteurizada u homogenizada) es más nutritiva que la leche regular.

Realidad: Las agencias de salud en los Estados Unidos no recomiendan su uso, incluyendo la Academia de Pediatría, organismo que en el 2013 se pronunció a favor de que se evitara su consumo y el de sus derivados por la alta probabilidad de contraer bacterias sumamente peligrosas y hasta mortales.

No Comments Yet

Leave a Reply