Prevención: la mejor estrategia contra el cáncer

El cáncer no es una sola enfermedad, sino muchas y distintas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), lo han definido como un conjunto de enfermedades en que las células anormales se dividen sin control y son capaces de invadir otros tejidos. Estas células se pueden diseminar a otras partes del cuerpo a través de la sangre y el sistema linfático. Existen más de 100 tipos de cáncer.

Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés), la prevención de esta enfermedad consiste en tomar medidas para reducir el riesgo de adquirirla. En 2014, aproximadamente 1.6 millones de personas recibió un diagnóstico de cáncer en Estados Unidos. Además de los problemas físicos y la angustia que causa, los altos costos de la atención también representan una carga para los pacientes, su familia y el público. Por esto, la meta principal de la prevención es evitar que el cáncer se forme y de esta manera reducir tanto su carga como el número de muertes por esta enfermedad.

Mantener un estilo de vida saludable y evitar la exposición a sustancias que se sabe son causantes de cáncer puede alejarte de este mal. Otro objetivo de la prevención es detectar y tratar estados precancerosos, (que pueden convertirse en cáncer) o el cáncer en una etapa temprana, cuando aún no presenta síntomas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos un tercio de todos los casos de cáncer pueden prevenirse, lo que convierte la prevención en la estrategia a largo plazo más costo efectiva para el control del cáncer.

Factores de riesgo

Tabaco

El tabaquismo es el factor de riesgo evitable que, por sí solo, causa más muertes por cáncer en todo el mundo, siendo responsable de aproximadamente el 22% de las muertes anuales por esa causa. En el 2004 se atribuyeron al tabaquismo 1.6 millones de los 7.4 millones de muertes por cáncer en el mundo.

Actividad física

Una actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable, junto a una dieta sana, reducirán considerablemente el riesgo de contraer cáncer.

Alimentación

Existe un nexo entre el sobrepeso y la obesidad, por un lado, y muchos tipos de cáncer, como el de esófago, colon y recto, mama, endometrio y riñón, por el otro. Las dietas ricas en frutas y hortalizas pueden tener un efecto de protección contra muchos tipos de cáncer. Investigaciones se han fijado en la posibilidad de que componentes o nutrientes específicos de la dieta estén asociados con el aumento o la disminución del riesgo de cáncer, pero con pocas excepciones, los estudios de poblaciones humanas no han mostrado definitivamente que algún componente de la dieta cause o proteja contra esta enfermedad.

Los científicos han estudiado muchos aditivos, nutrientes y otros componentes de la dieta para buscar posibles asociaciones con el riesgo de cáncer.

Según el NCI, estos son:

Alcohol

Aunque se ha sospechado que el vino tinto reduce el riesgo de cáncer, no hay evidencia de tal asociación. También se sabe que el alcohol causa cáncer. Su consumo excesivo o regular aumenta el riesgo de presentar cánceres de la cavidad bucal (sin incluir los labios), faringe (garganta), laringe, esófago, hígado, seno, colon y recto. El riesgo de padecer cáncer aumenta con la cantidad de alcohol que se ingiere.

Antioxidantes

Son compuestos químicos que bloquean la actividad de otros compuestos conocidos como radicales libres que pueden dañar células. La investigación de laboratorio y con animales ha mostrado que los antioxidantes exógenos pueden ayudar a prevenir el daño de los radicales libres asociados con la formación de cáncer, pero la investigación en humanos no ha demostrado que tomar complementos de antioxidantes ayuda a reducir el riesgo de cáncer o de morir por cáncer.

Edulcorantes artificiales

Se han realizado estudios sobre la seguridad de varios edulcorantes artificiales como sacarina, aspartamo, acesulfamo de potasio, sucralosa, neotame y ciclamato. No hay evidencia clara que indique que los edulcorantes artificiales disponibles en el mercado de Estados Unidos estén asociados con el riesgo de cáncer.

Calcio

Es un mineral dietético esencial que se puede obtener de la comida y de los complementos alimenticios. En general, las investigaciones apoyan la relación entre un alto consumo de calcio y la reducción del riesgo de padecer cáncer colorrectal, pero los resultados no siempre han sido congruentes. No está claro si existe una relación entre el alto consumo de calcio y una disminución del riesgo de padecer otros tipos de cánceres, como el de seno y ovario.

Carne chamuscada

Ciertos compuestos químicos llamados aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), se forman en la carne de músculo de res, de cerdo, pescado y de aves de corral cuando se cocinan usando métodos de alta temperatura. La exposición a altas concentraciones de AHC y de HAP puede causar cáncer en animales; sin embargo, no está claro si ocurre lo mismo en el ser humano.

Verduras crucíferas

Estas contienen compuestos químicos conocidos como glucosinolatos, los cuales se descomponen en compuestos químicos que están siendo estudiados por sus posibles efectos anticancerosos. Algunos de estos compuestos han mostrado efectos anticancerosos en células y animales, pero los resultados en personas no han sido tan claros.

Fluoruro

En el agua ayuda a prevenir las caries dentales y a revertir el deterioro de los dientes. Muchos estudios en seres humanos y animales han mostrado que no existe una relación entre el agua fluorada y el riesgo de cáncer.

Ajo

Estudios han indicado que el consumo de ajo puede disminuir el riesgo de varios tipos de cáncer, especialmente en el aparato gastrointestinal. La evidencia no es concluyente.

Contiene compuestos químicos de polifenol, en especial catequinas, las cuales son antioxidantes. Se han realizado pocos estudios sobre el consumo de té y la prevención del cáncer y los resultados no han sido concluyentes.

Vitamina D

Ayuda al cuerpo a usar el calcio y el fósforo para hacer huesos y dientes fuertes. Se obtiene principalmente de la exposición de la piel a la luz solar, pero puede también adquirirse de algunos alimentos y de complementos dietéticos. Estudios en personas han indicado que las concentraciones más altas de vitamina D en la sangre pueden estar asociadas con menor riesgo de cáncer colorrectal, pero los resultados no han sido concluyentes.

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