Depresión: la epidemia del siglo 21

El año pasado la discusión en torno a la depresión, entre otros trastornos mentales, tomó un nuevo relieve cuando, tras un desastre aéreo ocurrido sobre los Alpes franceses según los registros de la caja negra de la nave siniestrada, el suceso fue adjudicado a las acciones del copiloto, que tenía antecedentes de depresión profunda.

Más allá de ese dato clínico, no existe evidencia alguna que relacione directamente la tragedia con la afección, por lo que resulta injusta la estigmatización sobre aquellos que la padecen. Pero si algo fértil resulta de esto es que la enfermedad se pone en la palestra, lo que se debe aprovechar para hablar sobre ella, despejando el aire de mitos a su alrededor.

Y recordar que es un mal muy común, por el cual no debe sentirse vergüenza; a la vez que lo común de su ocurrencia no debe significar que no sea algo para tomar en serio. Porque si bien la depresión no necesariamente causará que alguien se quite la vida, con toda seguridad va impedir que esta se viva plenamente. Y eso es igualmente trágico.

Epidemia sentida en el alma

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya le ha llamado “la epidemia del siglo 21”. Según dicha entidad, se calcula que sobre 350 millones de personas en el mundo la padecen, incluso se dice que la cantidad va en aumento.

Si bien es cierto que no en todos los casos es tan grave como para llevar al suicidio, efectivamente es la causante de alrededor de un millón de muertes anuales. Es además la principal causa de discapacidad, alterando drásticamente actividades laborales, académicas o familiares. Lo más triste es que más de la mitad de los seres humanos que sufre de depresión en el orbe, en algunos países llegando al 90 % de los casos, no son atendidos. Y eso es trágico, ya que la mayoría de los tratamientos para este mal son por completo efectivos.

La carga generada por la depresión es tal que la OMS les urgió en el 2012 a los países a desarrollar una respuesta integral y coordinada, para esta y otras dolencias mentales. Según proyecciones de la entidad, para el 2030 las muertes relacionadas con esta enfermedad podrían superar a aquellas resultantes por padecimientos cardiovasculares y accidentes de tránsito. Ahora mismo los medicamentos antidepresivos son los fármacos más recetados para las personas de 18 a 45 años.

Diferentes tipos

Así como no existe “el cáncer”, sino diversos tipos de crecimientos celulares malignos que se desarrollan en distintas áreas con variados grados de gravedad, así mismo ocurre con la depresión. Es que este mal, al responder a una diversidad de orígenes y factores que se combinan entre sí, así mismo puede variar en su forma de manifestarse y tratarse.

Existen tres tipos básicos de depresión:

Reactiva

Relacionada con algún acontecimiento adverso, como muerte de un ser querido, cese de relaciones afectivas, desempleo o problemas familiares, entre otros. Aunque estos sucesos van a causar pesar en aquellos que atraviesen esas circunstancias, lo que en verdad corresponde a depresión podría aparecer a las semanas o meses.

Endógena

Tiene su origen en la misma fisiología del cuerpo. Se da por un trastorno en la bioquímica cerebral, que se desequilibra.

Orgánica

Está relacionada con algún tipo de afección fisiológica (como una lesión cerebral, algún desbalance endocrino o efecto de ciertas sustancias sobre el organismo).

Asimismo, las manifestaciones se clasifican en tres grupos diferentes:

Por alteraciones en el estado de ánimo y afectividad

El paciente experimenta tristeza, baja autoestima, culpa, disminución o pérdida por entero del interés y de la satisfacción en todo aquello que antes lo producía, vacío, irritabilidad, tensión y ansiedad. Hay que dejar en claro que aunque los sentimientos de tristeza sean de los mayores indicadores de depresión, es una idea muy equivocada aquello de que “la depresión es una gran tristeza”. Un ser humano podría estar triste sin sufrir de depresión; mientras que un paciente de la enfermedad podría padecerla sin necesariamente sentir esta emoción.

Por alteraciones en las capacidades cognitivas

Las personas deprimidas pueden sufrir dificultades con la atención, concentración, compresión y memorización de datos. Junto con esto pueden comenzar a albergar pensamientos pesimistas, crisis de valores en las que pueden cuestionar sus propios principios e ideales y las ideas suicidas pueden comenzar a parecer atractivas.

Somatización

La depresión puede interferir con funciones fisiológicas básicas. Por ejemplo, disminuir o aumentar la cantidad de sueño, el apetito y el metabolismo, lo que se puede traducir en cambios drásticos en el peso. Puede de igual forma reducir el deseo sexual y manifestarse como dolores en diversas áreas como la cabeza, las articulaciones y la zona lumbar, además de diversos problemas digestivos, cambios en el ritmo cardiaco y una sensación constante de agotamiento.

Hay diversos grados de severidad en los que este trastorno puede afectar a un ser humano.

Depresión grave

Síntomas severos que interfieren con su habilidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar la vida. Puede ocurrir un solo episodio en la vida, como podrían darse varios.

Trastorno distímico o distimia

Síntomas de depresión que duran varios años pero son menos intensos que los de la depresión grave.

Depresión leve

Similar a distimia, pero los síntomas son menos graves y pueden durar menos tiempo.

Qué hacer

La depresión es tan diferente de persona a persona ya que combina componentes bioquímicos y psicológicos, respondiendo a una diversidad de factores. El único consejo responsable que podemos dar a aquellos que sospechen padecer de este trastorno es informarlo y atenderse inmediatamente. Precisamente, el diagnóstico de la enfermedad revelará cuál debe ser el tratamiento a seguir. Como la enfermedad responde a diversos factores, las terapias combinan varios aspectos, desde lo farmacológico hasta terapia psicológica. No todos los medicamentos antidepresivos son efectivos para todo tipo de depresión.

Ahora, si todavía no lo has hecho, y te sientes asediado por pensamientos tristes de desesperación o suicidio, puedes acudir la línea PAS (Primera Ayuda Sicosocial) del Programa Integrado de Intervención en Crisis (PIIC) de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) llamando al 1-800-981-0023. Esta consiste en una red de profesionales de la salud que ofrecen ayuda, orientando a las personas en crisis y proveyendo otros servicios, como diagnóstico y seguimiento.

¡Cuidado con lo que digas!

La depresión es un padecimiento mental real. No es una mera “pena” ni un problema de actitud. Si alguien cercano a ti padece de depresión, lo más importante es que le des tu apoyo a esa persona, haciéndoselo evidente. De los cambios en la visión de mundo y conducta se encarga el tratamiento.

¿Qué decir?

“No estás solo en esto”.

“Eres importante para mí”.

“Estaré a tu lado durante todo el proceso, y cuando estés mejor, también”.

“Yo no sé por lo que estés atravesando, pero quiero escucharte para que me digas cómo puedo ayudarte mejor”.

¿Qué no decir?

“Hay gente que está peor que tú”.

“Deja de sentir pena por ti”.

“Estás haciendo eso por llamar la atención”.

No Comments Yet

Leave a Reply