Por años venimos escuchando que el tomar refrescos es perjudicial para la salud. Pero, ¿cuán malo puede ser su consumo en exceso?
La respuesta de muchos expertos en el tema es que puede ser extremadamente perjudicial. Y los refrescos de “dieta” no son la excepción. Tienen como parte de sus ingredientes edulcorantes (endulzadores artificiales) los cuales en exceso podrían tener un impacto negativo en la salud.
Exceso de calorías
Un alto consumo de refrescos ha estado asociado con numerosos problemas de la salud como el sobrepeso, pobre salud oral, diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otros. Para entender mejor el riesgo de un alto consumo de refrescos, doctores del Mount Sinai Medical Center en Nueva York y UH Case Medical Centers en Cleveland, Ohio estudiaron y detallaron exactamente cómo el cuerpo responde al consumo de bebidas azucaradas.
Según un estudio realizado en la Universidad de Yale en el 2011, el estadounidense promedio consume 45 galones de bebidas azucaradas al año. Mientras, la obesidad en los Estados Unidos va en aumento con más del 69% de los adultos con sobrepeso y obesidad. Según el doctor Christopher Ochner, profesor de medicina de Mount Sinai, el problema es el exceso de calorías; al añadir una lata de refresco regular a diario en tu dieta te puedes asegurar unas 14.5 libras extra por año.
Ochner indicó que muchas personas se casan con la idea de que una caloría es solo una caloría sin tomar en consideración de dónde proviene. Estudios desde hace más de una década indican que no todas las calorías son creadas iguales. Las calorías que provienen del azúcar tienden a convertirse más fácilmente en grasa en el cuerpo, lo cual sugiere que el consumo de azúcar puede provocar más ganancia en peso que el consumo de grasa.
Camino hacia la diabetes
Otro problema con el consumo de refrescos es que al ser líquido el cuerpo tarda más en registrar la saciedad comparada con el consumo de alimentos sólidos ricos en azúcar. Por lo tanto se puede ingerir que se puede consumir refrescos en exceso por no contar con una pronta señal del cuerpo para que pare.
Al consumir demasiada azúcar de una vez el cuerpo reacciona como lo que se conoce en inglés sugar rush o “pico de azúcar”, el cuerpo para contrarrestar esta reacción produce el insulin rush o “pico de insulina” y baja la azúcar. La persona tiende a seguir tomando refrescos para contrarrestar ese sentido de bajón de energía y se convierte en un ciclo. Quienes tienen este hábito están propensos a una resistencia a la insulina. El cuerpo no es capaz de metabolizar el azúcar de manera apropiada lo cual puede dar como resultado el diagnóstico de diabetes.
Síndrome metabólico
Los tres ingredientes principales en una lata de 12 onzas de refresco regular incluyen 41 gramos de azúcar, 30 mg de sodio y 38 mg de cafeína, una combinación nada saludable para un paciente que se encuentre en sobrepeso u obesidad y con problemas cardiacos. La combinación de cafeína y sodio tiende a tener un efecto de deshidratación.
Según estudios, se ha demostrado que personas con un alto consumo de refrescos pueden desarrollar el síndrome metabólico, afección que se caracteriza por un conjunto de síntomas los cuales incluyen alta presión, hiperglucemia, triglicéridos elevados y bajos niveles de HDL (colesterol bueno).
Problemas renales
En cuanto a los refrescos de dieta, investigadores afirman que el consumo de bebidas con endulzadores artificiales puede afectar el metabolismo. Según estudios realizados en diferentes universidades tales como Harvard, Minnesota y Texas, el consumo de “refrescos de dieta” puede causar problemas de los riñones y síndrome metabólico, entre otros.
Los investigadores alegan que el consumo del endulzador artificial puede interrumpir la habilidad natural del cuerpo de regular la ingesta de calorías, debido a que el cuerpo está siendo engañado con que está consumiendo azúcar y esto lleva a querer consumir más de esta.
Si a la persona se le hace muy difícil cortar por completo el consumo de refrescos, la Academia Americana del Corazón recomienda consumir no más de 450 calorías a la semana provenientes de bebidas endulzadas (aproximadamente no más de tres latas de 12 onzas).
La autora es instructora física certificada por la AFAA y cuenta con una maestría en Ciencias de la Nutrición.