Cuando la criminalidad nos toca de cerca

La muerte es un evento de la vida que todo organismo viviente tiene que enfrentar. A diferencia de los animales, el ser humano tiene la capacidad de razonar, esto lo hace consciente de que morirá, lo cual puede generar sentimientos de ansiedad. Sin embargo, la mayoría de las personas ve la muerte como un evento futuro y lejano, sobre todo, cuando piensa en la pérdida de un ser querido.

La muerte puede llegar de dos maneras. La primera, la llamaré “cita con la muerte” y es aquella que conlleva un proceso de desprendimiento gradual que permite cerrar historias y decir adiós. En su mayoría son ocasionadas por enfermedades crónicas o terminales. La segunda, la llamaré “muerte súbita” y es la que ocurre inesperadamente, generando emociones inexplicables, cargadas con sentimientos de fatalidad e injusticia. Este tipo de muerte no da espacio para trabajar las despedidas, limar rencores o simplemente dar un abrazo más. Sin embargo, ambos casos son siempre una experiencia amarga para las personas que pasan por un periodo de duelo.

Un conjunto de reacciones

El duelo es descrito como un conjunto de reacciones físicoemocionales y sociales producidas por la pérdida de un ser querido. Por lo general se manifiestan síntomas somáticos (pérdida de apetito, insomnio, etc.) y psicológicos (pena, culpa y dolor). Su intensidad dependerá de factores como la personalidad, la intensidad del apego al fallecido y las circunstancias de la pérdida. Su tiempo medio de duración suele ser de seis a 12 meses. La psiquiatra Kürbles-Ross propone cinco etapas del duelo. Sin un orden en particular, estas permiten iniciar un proceso de aprendizaje en el que finalmente se comprende que es posible vivir con la pérdida y continuar con una realidad en la que este familiar o amigo ya no estará. A grandes rasgos, estas etapas son:

Negación – Es negar la realidad de la pérdida.

 Ira –  Comienza a surgir la realidad de la pérdida y su consecuente dolor.

Negociación – Surge la esperanza de que se puede posponer o retrasar la muerte de la persona.

Depresión –  Se comprende la certeza de la muerte y se expresa un aislamiento social.

Aceptación – Momento en el que hacemos las paces con la pérdida permitiéndonos una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia del ser querido.

Estrategias sanas

Adoptar estrategias de afrontamiento sanas, junto con el paso del tiempo, es fundamental para enfrentar adecuadamente la pérdida. Algunas pueden ser:

  • Aceptar tus sentimientos como algo normal. No trates de negar emociones como el coraje, la culpa, la desesperanza, etc.  
  • Compartir tus sentimientos, esto te ayudará a aceptar lo sucedido.
  • Enfrentar cada día como llegue.
  • Apreciar tus recuerdos.
  • Incorporar a un grupo de apoyo.
  • Hablar acerca de tu ser querido.
  • Buscar ayuda profesional.

El autor es psicólogo.

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