Todo en la vida tiene su tiempo y su espacio para que se desarrolle adecuadamente. Cuando se adelanta ese proceso, no hay manera que las tareas de vida que se enfrentan no resulten abrumadoras.
Así lo afirmó el psicólogo Nelson L. Jiménez Colón, quien también sostuvo que cuando se habla de adolescentes que se convierten en madres, ya sea que lo planificaron o no; estas se enfrentan un mayor reto que puede trastocar el desarrollo evolutivo de su persona como mujer.
“El ser humano se desarrolla cognitivamente, sexualmente y emocionalmente. Una joven de 14 o 15 años puede haber desarrollado su cuerpo naturalmente para llevar una hijo en su vientre, pero cognitivamente y emocionalmente no está preparada para realizar las múltiples tareas de criar un hijo y las responsabilidades que esto conlleva”, destaca.
La tarea de criar un hijo no solo está basada en dar a luz y alimentarlo, sino en un cuidado intensivo las 24 horas del día que va desde proveerle amor y seguridad hasta alimentarlo y atenderlo cuando se enferma, etc.
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Cuando una adolescente se adelanta a la etapa de ser una madre, muchas veces se encuentra en la posición de echar a un lado todas las responsabilidades de su propia etapa como estudiar y terminar la escuela superior, salir con sus pares, participar de eventos sociales con sus amigas, participar de bailes, etc. Esas actividades son parte de su desarrollo.
Buenas noticias
Los nacimientos entre las adolescentes de Estados Unidos alcanzaron un mínimo histórico el año pasado, continuando un dramático declive de dos décadas, reportaron Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
El entonces mínimo histórico logrado en 2014 fue superado en 2015, cuando la tasa general de nacimientos entre las chicas de 15 a 19 años se redujo un 8 por ciento adicional, según la entidad.
La tasa actual, de 22.3 nacimientos por cada mil chicas, representa una reducción del 64 por ciento en la maternidad adolescente desde 1991, anotaron las autoridades de salud. Se reportaron mínimos históricos en las minorías y en las blancas.
Entre las adolescentes más jóvenes (chicas de 15 a 17 años) la tasa de nacimientos se ha reducido en un 74 por ciento desde 1991.
A pesar de esos éxitos, la tasa de nacimientos de las adolescentes estadounidenses sigue siendo más alta que la de otros países desarrollados. Y los CDC anotaron que también siguen existiendo disparidades raciales en las tasas de nacimiento.
No obstante, para Bill Albert, a de la National Campaign to Prevent Teen and Unplanned Pregnancy, “estamos viendo un cambio cultural. Es esta combinación mágica de menos relaciones sexuales y más anticonceptivos”.
En particular, más adolescentes están usando anticonceptivos de larga duración y bajo mantenimiento, como los DIU y los implantes, apuntó. La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) recomienda esos métodos para las adolescentes. Los programas de prevención del embarazo adolescente y de educación sexual también han tenido un rol, dijo Albert.
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“Los adolescentes son más conscientes de las opciones anticonceptivas disponibles. El conocimiento se está propagando”, planteó por su parte la doctora Loretta Duggan, del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami.
Según el informe, las adolescentes de 18 a 19 años lograron un declive del 7 por ciento en los nacimientos desde 2014, al bajar a 41 nacimientos por cada mil en 2015. El declive total desde 1991 entre esas adolescentes mayores fue de un 57 por ciento.
Según la raza y la etnia, los nacimientos entre las chicas de 15 a 19 años se redujeron en un 10 por ciento entre las asiáticas y nativas de las Islas del Pacífico, en un 9 por ciento entre las negras, en un 8 por ciento entre las blancas y las hispanas, y en un 6 por ciento entre las amerindias y las nativas de Alaska. Los mayores declives desde 2007 se han observado en las hispanas, según el informe.
Por su parte, Jiménez Colón, ofreció algunas estrategias para evitar y prevenir el embarazo a edades tempranas:
- Fomentar la interacción y comunicación entre los miembros de la familia y hablar sobre los cambios del cuerpo del adolescente en referente a la sexualidad (ej. Cambios hormonales, desarrollo en ciertos órganos tanto femeninos y masculinos, etc).
- Fomentar buenos valores de respeto hacia sí mismo y a los demás y relaciones interpersonales saludables.
- Educación Sexual en los Hogares y Escuelas (ej. Enfermedades de transmisión sexual, conductas sexuales de alto riesgo, embarazos prematuros, etc.).
- Diferentes métodos de control de natalidad tanto para el hombre y la mujer (ej. anticonceptivos, profilácticos, ciclos de fertilidad, etc.)
- Estimular a utilizar el tiempo de ocio en los adolescentes en actividades sociales en la comunidad.
- Romper los mitos, prejuicios y convencionalismo de la sexualidad en los adolescentes (ej. Si la mujer ha tenido relaciones con otros pierde su valor o si el varón mientras más mujeres tenga más hombre es).
“La prevención no es un asunto que debe manejarse desde el hogar, sino desde las instituciones comunitarias y gubernamentales, ya que una población joven con una alta tasa de embarazos a edades tempranas es un tema de salud pública. La sexualidad es un elemento grandioso y de apreciar en el ser humano, pero esta debe llevarse con total responsabilidad”, señaló.
Si deseas más información, llama al (787) 550-3806.
Foto: IStock